La Constitución y la mentira indigenista
Luis Larraín Libertad y Desarrollo
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Luis Larraín
Como se sabe, el proyecto de Constitución que se vota el 4 de septiembre tiene una marcada impronta indigenista. Nos declara Estado plurinacional inventando 12 naciones indígenas que formarían parte de Chile; les da una preferencia de representación tal, que los votos de los “nacionales” de alguno de esos pueblos valen mil veces más que los de un votante del distrito 8 de Maipú; les concede sistemas de justicia propios y autónomos; les reconoce derechos de propiedad más robustos que al resto de los chilenos, y a costa de ellos. Para terminar esta incompleta enumeración, les da poder de veto en reformas a la Constitución que les afecten.
¿Cómo a alguien se le pudo ocurrir que chilenos que son el 12% de la población tengan ese nivel de privilegio sobre el restante 88%? ¿Es que se pegaron en la cabeza, como dicen por ahí?
“El indigenismo que permea el proyecto de la Convención se nutre de la concepción ideológica de García Linera, asesor de Evo Morales. Y de una distorsión electoral en que los 18 representantes de pueblos originarios pertenecían a la izquierda radical”.
No es completamente así. El indigenismo que permea el proyecto de la Convención se nutre de la concepción ideológica de García Linera, asesor de Evo Morales. El círculo estrecho del Presidente Boric, que sabemos vive en una realidad paralela, la adoptó para Chile sin reparar en que en este país la población indígena llega al 12% y no al 60% como en Bolivia, o que somos mayoritariamente mestizos.
Sin embargo, hay otra razón para esta generosidad con los pueblos indígenas que resultó interesante para el Partido Comunista. La Convención eligió 18 representantes de pueblos originarios en lugar de siete, según correspondía por población, y los 18 elegidos formaron parte del grupo de izquierda radical que hegemonizó ese órgano, pese a que las regiones en que muchos viven votan mayoritariamente por la derecha. Esta distorsión electoral se repetiría en todas las futuras elecciones si gana el Apruebo. El proyecto de Constitución contiene, entonces, una trampa perpetua que le entrega a la izquierda el gobierno hasta quizás cuando.
La extrema izquierda vende este proyecto como un gesto hacia reivindicaciones de pueblos originarios. Una reciente encuesta del CEP echa por tierra esa mentira. De la población mapuche de la macrozona sur, sólo un 12% opina que Chile debe ser un Estado plurinacional, mientras el 48% opina que debe ser un Estado nación donde convivan las personas sin distinción de culturas, pueblos o naciones. Un 30% prefiere un Estado multicultural donde convivan distintas culturas. Estos porcentajes no difieren de los que marcan los habitantes de esas regiones que no son mapuches.
También se manifiesta en la encuesta CEP una amplia mayoría que no justifica, en ninguna circunstancia, la fuerza para reclamar tierras. Los grupos extremistas como la CAM, la RMM y la RML son absolutamente minoritarios y no cuentan con apoyo de la población mapuche. Lo que los mapuches de esa zona anhelan es mejorar sus condiciones de vida y más acceso a oportunidades de trabajo y de estudio. Si bien aprecian la mantención de su cultura, no quieren ser parte de un museo viviente que sólo existe en la mente de los ideólogos del indigenismo radical.
Pero esta no es solo una locura de unos convencionales extraviados. El entorno cercano al Presidente Boric la alienta y comparte. Irina Karamanos visita a comuneros en una toma de terrenos en Alto Bío Bío; Matías Meza Lopehandía, jefe de gabinete de Boric, aboga por restitución de tierras y fin de la industria forestal; el capellán de La Moneda, Nicolás Viel, es un activista marxista-indigenista. Son todos ellos cómplices de la mentira indigenista que, al descubierto, derrotará a la nueva Constitución.