Próximo Presidente: ¿Boric o Kast?
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Jorge Navarrete
Quizás esta campaña electoral, más que otras, nos ha recordado que una semana en política es mucho tiempo. A tres semanas de las elecciones no tenemos ninguna certeza de quién pueda ser el próximo Presidente de la República, más todavía cuando casi la mitad de los potenciales electores no ha definido su voto.
Pero, ¿qué es lo que sí sabemos? Primero, sabemos que las llamadas candidaturas alternativas -Parisi, MEO y Artés- no lograron hasta ahora un caudal de adhesión ciudadana suficiente para alterar significativamente el escenario y así convertirse en una sorpresa o en un factor electoral incidente.
Segundo, sabemos que Provoste tuvo la oportunidad de haberse transformado en una tercera opción viable, cuyo paso al balotaje le garantizaba buenas chances de ganar la próxima elección presidencial, aunque eso no ha ocurrido hasta ahora.
La candidata DC no se posicionó, como tampoco su discurso, apuntando al electorado moderado; y salvo muy al final, no se han percibido grandes diferencias con el candidato de la izquierda. Y aunque sigue pendiente su último potencial movimiento -me refiero a la aprobación del cuarto retiro previsional- todo indica que la senadora sigue lejos de pasar a segunda vuelta.
Tercero, sabemos que la candidatura de Sichel se desplomó. Junto a los errores propios, que ha sido demasiados, y los aciertos de su más importante perseguidor, que también fueron muchos, el relato de su biografía personal se diluyó con la misma intensidad que la centralidad del voto útil -a saber, la convicción de que sólo él podía frenan el triunfo de la izquierda-, dando paso a un desafecto ciudadano al que le ha seguido el institucional y partidario. Sichel no estará en la papeleta del balotaje, e incluso podría terminar en cuarto lugar, o quinto, en el resultado de la primera vuelta.
Cuarto, sabemos del ascenso de la candidatura de Kast, el que, con un lenguaje simple y directo, ha conectado con un cierto sentido común ciudadano que pudiera incluso ir más allá del tradicional electorado de la derecha. Es así como, y siempre preocupado del buen tono, ha recuperado conceptos como el de orden, propiedad, seguridad, crecimiento o familia; palabras todas caras a la idiosincrasia nacional, especialmente en momentos de mayor polarización e incertidumbre.
Quinto, también sabemos que Boric, pese a ser el candidato favorito para ganar la próxima elección, enfrenta los temores y miedos que a muchos les genera un triunfo de la izquierda, en especial de esa izquierda. Al transformarse en una cercana realidad lo que antes parecía sólo una posibilidad, afloraron de inmediato las dudas sobre la gobernabilidad y certezas que podría otorgar el pacto Apruebo Dignidad, interrogantes que han crecido con los cuestionamientos a la falta de experiencia y preparación del candidato y sus cuadros más cercanos.
Por último, sabemos que los protagonistas de la segunda vuelta electoral serán Boric y Kast. Pero la principal interrogante en términos electorales, es que no sabemos si el miedo al triunfo de Apruebo Dignidad es superior al temor -de cara al futuro escenario político y social- que genera la victoria de Republicanos. En un escenario de alta polarización, donde la palabra clave es gobernabilidad, y muchos ciudadanos terminarán votando por la opción “menos mala”, lo que decidirá esta elección será el porcentaje de rechazo que ambos aspirantes finalmente tengan.
En ese escenario, mi apuesta sigue siendo que en segunda vuelta gana Boric.