Pegarle al INE es gratis
Jorge Hermann Director Hermann Consultores
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Jorge Hermann
Denostar al Instituto Nacional de Estadísticas (INE) no tiene costo para quien lo hace, porque la institución —al ser un organismo netamente técnico— no puede defenderse ni rebatir públicamente las críticas cada vez que aparecen. Hoy el INE está bajo presión porque los datos de empleo estarían subestimados, dado el fuerte ingreso de trabajadores extranjeros a la fuerza laboral. En vista de lo anterior, varios economistas han menospreciado a la institución, señalando que desconfían de sus cifras y que comete errores involuntarios, minando de paso la institucionalidad estadística del país.
Culpar al INE es injusto, porque un cambio estructural se generó en el mercado laboral después de la vigorosa inmigración con 700 mil personas que entraron al país entre 2015 y 2017. Por ejemplo, el 80,2% de los extranjeros participa en el mercado del trabajo, versus el 61,2% de los chilenos, y el nivel educacional es superior en los inmigrantes, según el Censo 2017.
Preocupado por las implicancias inflacionarias, el Banco Central realizó un ejercicio pedagógico para cuantificar cuántos empleos extranjeros no son considerandos. En base a datos administrativos de Extranjería y del Censo 2017, encontró que entre 120 mil y 190 mil ocupados anuales deben sumarse a las cifras de la encuesta del INE —aproximación perfectible a futuro con una encuesta especial—, lo que implica un crecimiento del empleo en torno al 2,9%, versus el 1,3% oficial entre 2016 y 2018.
La razón de la subestimación es explicada por un añejo marco muestral de viviendas y factor de expansión (cantidad de personas representadas por un encuestado), basado en el Censo 2002. Después de cada Censo es habitual que el INE actualice este marco, proyecto estipulado a comienzos de año y que no es una mera respuesta a los golpes bajos de los últimos días.
La actualización del marco muestral utilizando en el Censo 2017 permitirá medir correctamente el número total de ocupados, pero no cuantificará certeramente el número de empleados extranjeros, porque el marco corresponde a manzanas con viviendas habitadas sin discriminar por país de origen y la encuesta no considera a la población en viviendas colectivas, que muchas veces están habitadas por extranjeros.
A su vez, la encuesta del INE tiene como objetivo principal determinar la tasa de desempleo del país y el resto de información que se obtiene es accesorio. Por ejemplo, la encuesta del INE en asalariados presenta un error muestral del 2%, es decir, la cifra de asalariados puede estar sobre o bajo los 100 mil trabajadores, lo cual no sucede con los datos administrativos sobre AFP o seguro de desempleo. Por lo tanto, dado el cambio estructural por una mayor inmigración, no es justo golpear al INE y poner en duda la confiablidad de sus cifras. La institucionalidad estadística debe ser respetada evitando las críticas sin sentido, porque preservarla es una tarea de todos.