Equidad salarial para hoy, no mañana
Javier Zabala Luminis Consejeros
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Javier Zabala
Manteniendo todo lo demás constante, si usted está leyendo esto y es hombre, gana 100, o 100% como punto de comparación. Pero si usted es una lectora mujer, gana 76; y si su educación es alta, gana 70. Esa es una de las conclusiones del informe “Género, Educación y Trabajo 2018” de ComunidadMujer. Hay consenso en que esto no es sostenible ni conveniente pero, interpretando los resultados de estudios internacionales como los de Claudia Golding en Harvard, o de la misma banca de inversión en la City de Londres, se puede concluir que las mujeres pueden tomar armas en el asunto antes que la iniciativa pública o empresarial nivele la cancha.
La discriminación separa a tres grupos: hombres, mujeres y mujeres con hijos. En efecto, se ha observado que las mujeres no casadas y sin hijos ganan 96 de los 100 de referencia, y que por cada año de ausencia laboral para cuidar un hijo la renta de la mujer baja más de ocho puntos. Pero también se ha observado que estas cifras cambian en el tiempo y dependen del tipo de actividad que implica la profesión, así como de qué le está sucediendo a la industria donde se desempeña. Por ejemplo, una farmacéutica a cargo del cuidado de sus hijos, en EEUU, en 1970 ganaba 66%, pero hoy gana 92%. Sin embargo, una mujer con las mismas tareas familiares, pero que trabaja en la banca de inversión, sigue ganando el 65% que su par hombre, sin mucha variación en el tiempo.
Esto último sucede porque el trabajo en la banca de inversión es muy orientado a las relaciones con los clientes, que esperan entenderse sólo con su banquera preferida y no otra, y poder recurrir a ella no en una ventana de 40 horas a la semana, sino que de 60 a 80 horas. Esta industria, por tanto, paga muy altos premios a quien esté disponible en persona y por muy largas horas. Y cuidar hijos, ayer y hoy, no permite mantenerse en el tope de las rentas.
Similarmente, una farmacéutica norteamericana en 1970 probablemente trabajaba en una farmacia de barrio, y para cumplir sus metas debía relacionarse parecido a la banquera de inversiones: los clientes la conocían y querían relacionarse solo con ella mañana, tarde y noche. Por tanto, su compensación caía también caía mientras más tiempo ella le dedicaba a los niños. Pero a diferencia de la banca de inversión, al correr las décadas esas farmacias pasaron a ser cadenas y estar en el local pasó a ser un asunto de conseguir profesionales para llenar los turnos, y a los pacientes les empezó a dar lo mismo quién los atendía, mientras fuese competente.
En conclusión, si usted es mujer con hijos y no quiere ser discriminada en su sueldo, siga su instinto pragmático y no busque trabajo en empresas chicas y sin recursos para implantar planes de inclusión, flexibilidad laboral o cuotas de género. Además, con un ojo más en el largo plazo, observe qué industrias, empresas o profesiones están migrando a esta neutralización del tipo de trabajo, forma de cumplir con las metas, y ausencia de grandes bonos por trabajar una gran cantidad de horas, y comience por orientar su carrera hacía allá. Pero lo primero es que se ponga de acuerdo con su pareja en cómo dividir mejor las tareas domésticas. Los hombres hace rato estamos al debe en hacer las cosas más fáciles en esto, punto.