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IVA: hacia una propuesta para mejorar la distribución y las pensiones

Por: Jorge Alessandri, diputado de la UDI. | Publicado: Jueves 21 de enero de 2021 a las 04:00 hrs.
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Jorge Alessandri, diputado de la UDI.

Es habitual que en la discusión pública se planteen posiciones firmemente encontradas respecto al tema de los tributos. En nuestro país hace algunos años se discutió una amplia reforma tributaria y, posteriormente, a inicios del segundo gobierno del Presidente Piñera, se discutió una segunda reforma tributaria. La pregunta, a nuestro juicio, no es resolver la disputa acerca de si deben o no pagarse impuestos, sino una pregunta más de sentido común: ¿cómo invertir mejor los recursos recaudados?

A nuestro juicio, la interrogante sobre la justificación de los impuestos queda resuelta, en primer término, cuando acudimos a las necesidades que plantea el bien común -y con ello, a determinadas exigencias—. Sin este presupuesto, los impuestos serían pura arbitrariedad, una suerte de despojamiento de lo propio, una injusticia manifiesta. Sin embargo los impuestos son necesarios en virtud de la justicia distributiva. Y como tales, es necesario que apunten a solventar las necesidades más acuciantes de la sociedad. En ese sentido, es importante considerar aquellos impuestos con mayor recaudación, que en el caso de nuestro país es el IVA, que para Chile representa más del 50% de los ingresos fiscales.

Con todo, el IVA es uno de los impuestos más regresivos desde una perspectiva económica, al menos inicialmente, porque afecta más directamente a los sectores más vulnerables que destinan la totalidad de sus ingresos a consumo, no así las personas de mayores recursos, que tienen capacidad de ahorro.

Se han planteado diversas soluciones para este problema. En primer lugar, se ha discutido acerca de si es mejor disminuir el IVA, no obstante, ello generaría el mismo efecto: favorecería parcialmente a los sectores más vulnerables y los con mayor ingreso se beneficiarían de ello. En segundo lugar, se plantea una compensación para estos mismos sectores, vía transferencias directas. Esta solución parece cobrar sentido, en primer término, desde una perspectiva de eficiencia del gasto público: los recursos recaudados deben ser utilizados de forma prolija y eficiente, no se entiende que frente a la escasez de los recursos, finalmente estos se pierdan en trabas burocráticas administrativas y en interminables estructuras estatales. Es de sentido común, por lo tanto, que vayan directamente a atender las necesidades de las personas.

El Estado, conforme al principio de servicialidad, debe actuar con eficacia cuando se trata de los recursos de todas las personas. Es por esta razón que, cuando sea el caso, deben focalizarse, ayudando a los sectores más desfavorecidos. La experiencia de países como Portugal, por ejemplo, demuestra que dichos recursos pueden focalizarse en productos específicos o bien, establecerse como pago directo a las familias más vulnerables para facilitar la crianza de los hijos, como en el caso neozelandés.

En Chile, desde hace mucho uno de los temas más debatidos y que plantea más urgencia es el de las pensiones. No hay encuesta, ni estudio que no ponga dicho problema entre los primeros tres más relevantes para las personas. ¿Por qué no avanzar hacia una propuesta que permita usar parte de ese 19% en aumentar las pensiones? A nuestro juicio, esto permitiría avanzar hacia una propuesta en materia de pensiones mucho más solidaria. Con todo, ésta propuesta requeriría de una reforma constitucional, que permita afectar determinados impuestos a ciertos fines.

¿Devolver el gasto en IVA de cada familia al 40% más vulnerable del país vía transferencia directa? ¿Qué el gasto en IVA del 40% más vulnerable vaya directo a su fondo de pensiones para asegurarles una vejez más digna? Son preguntas que debemos hacernos. Soluciones que permitan uso eficiente de recursos públicos, focalización, incentivos a la formalización en el empleo y también a la formalidad en el gasto, aumentando así la recaudación y reduciendo la economía "en negro".

En el contexto de las discusiones constitucional y previsional, en que el debate público se encuentra abierto, conviene mirar los problemas con algo de creatividad bien dirigida y establecer acuerdos que no dejen de mirar globalmente la economía nacional y los problemas sociales.

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