Innovación y tecnología: condiciones para un sistema de pensiones sostenible
MARÍA PÍA AQUEVEQUE directora de empresas y experta internacional en activos digitales
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MARÍA PÍA AQUEVEQUE
Algunas de las megatendencias de inestabilidad monetaria, como el envejecimiento de la población mundial, el cambio climático y sus consecuencias en el bolsillo de las personas han agudizado la crisis global en materia de pensiones. Ni el sistemas de reparto, ni el actual modelo de capitalización individual -como está diseñado- logran resolver los desafíos actuales y, menos, los futuros. Tampoco responden a las nuevas tendencias en innovación financiera de participación activa y propiedad durante el proceso de aporte. Ante este escenario, se requiere creatividad, innovación y tecnología para rediseñar un sistema de pensiones sostenible para las próximas décadas.
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”, dice la frase atribuida a Albert Einstein. Estas palabras vienen a mi mente cada vez que se discute la reforma de pensiones. Ni el sistema de reparto al estilo de la seguridad social española e italiana, ni el de capitalización individual chileno han podido responder a la disminución de cotizaciones, a los cambios demográficos y a la mayor esperanza de vida. En último caso se ha sumado la menor rentabilidad de los fondos que, no necesariamente, se da por mala gestión, sino por temas asociados a los mercados financieros y a aspectos regulatorios, como el tipo de activos en los que se permite invertir, según riesgo.
“Los actuales modelos están obsoletos o requieren perfeccionamientos, con una mirada de largo plazo, que permita la participación activa de los cotizantes, usando a la tecnología como aliada”.
¿Podríamos decir que estos modelos “son una estafa”? La respuesta es no, sino más bien que están obsoletos o requieren perfeccionamientos, con una mirada de largo plazo que permita la participación activa de los cotizantes, utilizando la tecnología como aliada. Antes he compartido algunas ideas inspiradas en las finanzas descentralizadas, como fortalecer el sistema de capitalización individual, haciendo que los cotizantes sean parte de las utilidades “sobre normales” en relación con el tiempo y monto que han aportado. Asimismo, con tokens de gobernanza, que se entreguen según una regla predefinida, se permitiría a los cotizantes participar en ciertas decisiones habilitadas. Además de hacer al sistema más participativo, con lo anterior se lograría un carácter redistributivo y se podría promover la competencia del sistema, así como mejores pensiones.
En momentos en que las nuevas tecnologías plantean una mayor descentralización de las finanzas y más propiedad sobre sobre los activos, pensar en un modelo que centralice el control de los aportes no hace mucho sentido en el mediano y largo plazo. En cambio, inspirados en los nuevos modelos de servicios financieros criptográficos, parte de la capitalización individual podría utilizarse como complemento de ingreso para acceder a créditos hipotecarios en el sistema financiero. Ello ayudaría a responder a uno de los problemas que enfrentan los pensionados de bajos ingresos: el pago mensual en vivienda.
Estas son solo algunas ideas, hay otros mecanismos con “tokens” y “smartcontracts” que podrían explorarse en forma innovadora, con miras a aumentar el ahorro y la liquidez futura.