Libertad de emprendimiento y nueva Constitución
GUILLERMO TAGLE Presidente Credicorp Capital
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Guillermo Tagle
El emprendimiento y la capacidad de crear empresas ha tomado mucha fuerza en Chile en los últimos años. Contrario a lo que se pensaría de un país en el que muchos critican y cuestionan si las empresas hacen o no un aporte al progreso y al bienestar social, la realidad es que hay miles y tal vez millones de personas en Chile emprendiendo nuevos negocios y buscando la forma de dar valor a sus vidas y para los demás, creando empresas con innovación y creatividad.
Así es como, con motivo del debate Constitucional en pleno desarrollo, el tema del emprendimiento es uno de los de muchos candidatos a la Convención.
Es importante identificar y clarificar qué principios que puedan tener nivel Constitucional podrían estar vinculados a la promoción del emprendimiento como fuente de progreso y bienestar social. Para que la Constitución de Chile sea tal que fomente y facilite el surgimiento de emprendedores, la piedra angular radica en la protección de la libertad de cada ciudadano, para conducir y resolver su propio destino.
Si queremos construir un país que genere progreso continuo, nuevas fuentes de recursos que provean bienestar para todos, es fundamental promover y respetar la libertad y el derecho de todo individuo y organización, a emprender. Para que haya emprendimientos exitosos, es necesario contar con el apoyo de un Estado eficiente, que provea infraestructura, seguridad y orden público. Que crea leyes eficientes (laborales y tributarias principalmente) que no asfixian al emprendedor. Un Estado que "vigila" y protege el buen funcionamiento de los mercados, que inhibe y castiga el abuso y cuida el buen y justo funcionamiento del mercado. Un Estado que apoya a quienes buscan emprender en libertad, que no interviene en las actividades que pueden gestionar de buena forma actores privados, salvo cuando se producen distorsiones y se hace necesario corregirlas. Un Estado que, en el esfuerzo de proveer los beneficios sociales que especialmente requieren los más vulnerables, promueve la participación de emprendedores, con la debida vigilancia y probidad en el uso de recursos públicos.
Un país que promueve el emprendimiento básicamente debe proteger la libertad personal y el derecho de cada cual a ser autosuficiente. Un Estado que promueve la capacidad -para la mayor parte de sus ciudadanos- de ser económicamente "auto valente". Donde la mayor dignidad del ser humano se alcanza cuando este es capaz de valerse por sí mismo. Donde los derechos sociales se resguardan y garantizan para los más vulnerables, para los que no logran ser autovalentes social y económicamente. Donde no se compromete al Estado ofreciendo beneficios y protecciones a quienes no los necesitan y se evita que la gestión y provisión de esos beneficios sociales se convierta en fuente de "poder político" con un Estado que termina capturado, por quienes administran y tienen autoridad para decidir respecto de la provisión de esos derechos sociales.
Obviamente, no corresponde al nivel Constitucional entrar en definiciones específicas respecto de qué se puede o no se puede hacer para fomentar el emprendimiento. Pero si corresponde definir y fortalecer principios fundamentales que generen espacio y reconozcan la importancia de generar bienestar a partir de la creatividad y la iniciativa privada. En ese sentido, sí es relevante qué contenga la nueva Constitución en materias tales como libertad personal, dignidad humana, y rol del Estado en su tarea de construir una sociedad en la que cada vez haya mayor calidad de vida y mejores condiciones sociales para todos los que forman nuestra querida Patria.