Una segunda oportunidad para la seguridad
Gina Ocqueteau Emprendedora
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Gina Ocqueteau
Es un tema del que poco se habla, pese a su segmentada presencia en matinales y noticieros. Posee una triada escasamente reflexionada, aun cuando existen los espacios para ello, que nos habla de una relación que pocas veces se analiza, aunque sea primordial para entender los problemas de fondo.
Me refiero a la conjunción de la economía, el desempleo y la delincuencia en el actual contexto de pandemia. Elementos que cada vez se conectan más entre sí.
Un estudio de la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Asociación Chilena de Municipalidades (AChM) determinó que, tras el brote del Covid-19, un 85% de los municipios percibía un aumento de los delitos. Entre ellos se encontraban el robo con violencia e intimidación (24%), el robo en lugar habitado (20,7%) y las situaciones asociadas a violencia intrafamiliar (15%). Asuntos que en 2021 no pueden ser pasados por alto, considerando que gran parte de los delitos perpetrados son por necesidad económica, un aspecto que sufrió un fuerte revés durante 2020, con una recesión cercana al 6% y un desempleo por sobre el 10%.
En su informe, la AChM también midió otro tipo de delitos y complementó su información con otras mediciones del Estado. “En estos resultados se reflejan de alguna manera también las cifras de la Fiscalía Nacional, en las que se señalan que aumentaron las amenazas con armas de 20 a 30 casos, y las denuncias por abuso sexual de mayor de 14 años, de tres a ocho casos en el período analizado, es decir, aumentaron en un 166%”, señaló el reporte.
Quiero enfatizar que no planteo una relación directa entre cesantía y delincuencia, porque no la hay. No tener empleo no significa caer directamente en este tipo de actos. Sin embargo, tampoco dudo que mayores afectaciones en los sectores vulnerables traen consigo graves retrocesos en la calidad de vida de muchos chilenos. Si no priorizamos retomar el crecimiento económico también como una medida social, de bienestar y proyección a futuro, el desempleo no aminorará y el hampa tomará posición en un abanico de posibilidades donde jamás debió estar.
¿En qué podemos aportar para que esto no ocurra? Primero, reconociendo el problema, para analizar nuestra situación y tomar decisiones. Malos números económicos no sólo son malas noticias para quienes llevamos a cabo negocios. También lo son para las familias de los emprendedores y sus trabajadores, como también para su entorno y círculos cercanos.
En segundo lugar, me parece importante llamar a la unidad de todos los sectores para sacar el panorama económico adelante. Sector público y privado, empresarios y organizaciones sociales, fundaciones, gremios y mesas de trabajo. También, a las agrupaciones que representen zonas e ideas de nuestro país, sobre todo a los que no tienen voz o tribuna para exhibirla, porque en esto necesitamos las manos y energías de todos.
¿Qué sucedería si elaboramos un plan especial que impacte positivamente a las zonas más vulnerables de Chile, con oportunidades y empleos de acuerdo con sus talentos y capacidades? ¿No es mayor garantía para todos ofrecer posibilidades de salir adelante a quienes lo necesitan primero y así poder asegurar un capital social apto para los nuevos desafíos a futuro?
Es probable que este año debamos mantener las cuarentenas y restricciones de movilización. Tenemos una gran segunda oportunidad para cuidar y mejorar nuestra seguridad, y así impactar nuestros índices.