Pandemia en 2021: vivir, no sólo sobrevivir
Gina Ocqueteau, Emprendedora
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Gina Ocqueteau
En marzo se cumplirá un año desde que debimos aprender a convivir con la pandemia mundial del Covid. Muchas cosas han cambiado, y en esta nueva fase —en que continúan las restricciones, pero las actividades económicas y laborales pueden seguir realizándose—, es fundamental encontrar el punto de equilibrio que permita proteger tanto a trabajadores y personas.
Es cierto que el extendido período de cuarentenas causó un desgaste en la población y la consecuencia más evidente de este relajamiento en las medidas es el aumento de los contagios al mismo nivel que tuvimos en el invierno. Pero a diferencia de marzo 2020, cuando apenas imaginábamos lo que iba a ocurrir, ahora sí sabemos que el virus es mortal: que en Chile a la fecha se registran 653.000 casos y más de 17.200 muertes y que en el mundo los contagios suman más de 91 millones y las muertes 1,97 millones.
Si estas cifras ya no nos generan impacto o preocupación, si seguimos pensando con un falso sesgo optimista que enfermarse es algo que le puede pasar a otros (“pero no a mí”), creo que es fundamental dar un giro en la estrategia. Debemos hacer lo que exigen las autoridades, no sólo por evitar multas o amonestaciones, sino por la real preocupación e interés de cuidarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean.
Esto requiere, por supuesto, de la suma de las acciones de distintos actores. En primer el Estado, garante del cumplimiento de las normas sanitarias y protector de la seguridad de las personas. Luego tenemos a las empresas, que tienen un rol fundamental dentro de su grupo de colaboradores y la oportunidad de ejecutar campañas de capacitación innovadoras. Por ejemplo, si vamos a promover las jornadas de trabajo mixtas y el uso de la bicicleta para transportarnos hacia las oficinas, la tarea está completa cuando además de lanzar la idea, ponemos en práctica medidas como educación vial para los nuevos ciclistas, entrega de elementos de señalética, incentivos para quienes más hagan uso de este transporte, etc. Si sólo decimos “es recomendable el uso de la bicicleta para evitar contagios”, no nos hacemos cargo de la precariedad existente ni tampoco aportamos al bienestar de la comunidad en general.
En materia de cuidados básicos, el uso de mascarillas, alcohol gel y distanciamiento social está internalizado por gran parte de la población, pero la llegada del verano y la reapertura del comercio relajó su uso. De nuevo, no basta sólo con recomendar, es importante hacer ver las consecuencias sociales de mis acciones. Es la información -y la falta de ella-, lo que genera cambios en las conductas, está comprobado científicamente que el «deben hacer» no tiene un efecto directo en gran parte de las personas. Hoy es necesario ir un paso más allá y enfocarnos en estrategias más sofisticadas que apunten al comportamiento social y que, por sobre todo, sean simples de entender e implementar.
Sin motivación, no nos sorprendamos de malas noticias a futuro. Para bajar las cifras y no colapsar los sistemas de salud necesitamos del esfuerzo de todos no ya desde la coerción, sino desde actos solidarios, voluntarios y responsables, tanto a nivel gubernamental, privado e individual. En todo lo referente al Covid, poner primero el interés comunitario antes que el personal. A fin de cuentas, no se trata sólo de sobrevivir a la pandemia, sino de aprender a vivir con ella y mantener estas buenas conductas cuando pase el tiempo, miremos atrás y hayamos superado la crisis.