Las PYME no pueden seguir esperando
Gina Ocqueteau Emprendedora
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Gina Ocqueteau
Las PYME son parte de los espacios más vulnerables de la economía, sobre todo en tiempos de crisis. Una realidad que se extiende en Latinoamérica y que suele contrarrestarse con el desempeño de los organismos, gremios y representantes de millas de emprendedores, los que deben ser escuchados en todo momento.
Pienso en esas chilenas y chilenos, en sus familias y colaboradores, enfrentados a las discusiones actuales sobre el cuarto retiro previsional. Una medida que puede remendar el momento económico actual, pero que no llega a ser suficiente, pues muchas personas están altamente endeudadas y totalmente sujetas a su capacidad de generar ingresos. A mi juicio, gran parte del debate público pasa por alto estas situaciones y solamente se centra en el impacto al consumo, la inflación y las tasas de interés; al interés político, social y comunicacional que hay detrás de esto, olvidando que todos estos asuntos también afectan a las PYME, pues serán las primeras damnificadas ante una eventual debacle económica.
En nuestro país, de acuerdo a la sexta versión de la encuesta de emprendimiento EME6, hay más de dos millones de pequeños y medianos emprendedores, de los cuales un 28% ejerce el comercio como su actividad principal. De ese grupo, un 50% manifiesta rentas iguales o inferiores a los 300 mil pesos, mientras que el 75% menores de 600 mil. Un escenario económico que comenzó durante la pandemia. Un duro golpe para nuestro motor de la economía, pues las PYME son responsables de más de 10 millones de empleos.
Sólo esta encuesta evidencia la vulnerabilidad de este segmento que ya debió pasar por otras dificultades, como las restricciones en el comercio. Las cuarentenas extensas, la clasificación de trabajadores y productos esenciales, el riesgo de contagios, por nombrar algunos ejemplos que aún dejan resabios.
Por otro lado, el estudio de IPSOS “Miradas Globales Sobre la Recuperación Económica Local Post Covid-19”, indica que un 46% de los chilenos piensa que el país podrá recuperarse económicamente en un período de dos a tres años, teniendo confianza en que el gobierno puede encabezar dicho plan, con un 28%. A su vez, un 76% de los chilenos piensa que la vuelta al trabajo o la contratación de personas son indicios de recuperación. Un 71% cree en la apertura de nuevos negocios como prueba de la restauración económica, al igual que un 61% que sostiene que el mayor turismo también es una luz al final del camino.
¿Dicho optimismo no es buen augurio para decidir estrategias que recuperar Chile? ¿No traspasa mayor confianza al Ejecutivo, al Congreso y a parte de los sectores más relevantes de la economía? ¿O acaso las PYME, pese a su ímpetu y espíritu emprendedor, deben seguir esperando en medio de las discusiones actuales?
Un cuarto retiro aporta en la recuperación, pero el escenario da luces de que el remedio puede terminar siendo peor que la enfermedad. Un crecimiento de la inflación y en el valor de la UF golpea a este segmento en los costos de los insumos y de la mano de obra, como también en el valor de sus deudas reajustadas. Ante la urgencia, es buen momento para soltar los prejuicios, mirarse a la cara, oírse, elegir las medidas adecuadas y ponerse la camiseta de los emprendedores. Casi como un deber histórico.