Calderón, García, Lagos: La experiencia enseña

Fernando Reyes Matta

Tres ex mandatarios han estado en Santiago convocados por un foro que despertó especial interés en el mundo empresarial, la banca, los inversionistas y académicos: Felipe Calderón, de México, Alan García, de Perú, y Ricardo Lagos, de Chile. Obviamente flotaba en el ambiente una pregunta central: ¿hablarían del pasado o de la realidad que ahora se vive en el continente?

A ratos con humor, a ratos con datos contundentes, a ratos con pasión política, ninguno defraudó. En sus exposiciones dominó la urgencia por mirar hacia el futuro, tomando nota que la realidad social y política ha cambiado. El continente supo enfrentar la crisis de 2008 porque ya no era culpable del nuevo deterioro económico global. Pero, a la vez, culminó una fase donde muchos millones salieron de la pobreza para entrar a una frágil clase media. Están allí, pero quieren más porque salud, educación, transporte, seguridad y servicios les ponen a diario ante una precariedad amenazadora.

Y, de una u otra forma, todos pusieron el acento en educación, en formar "valor humano" (no me gusta hablar de capital humano, dijo Calderón) si se quiere entrar a una fase productiva con mayor valor agregado. Recordó la experiencia de su gobierno cuando – para alejar a los jóvenes del dinero fácil del narcotráfico – abrieron más de 100 universidades con su foco centrado en ciencias y tecnologías, de lo cual salieron al año cerca de 100 mil ingenieros y técnicos calificados. "Universidades gratuitas, por cierto", dijo Calderón.
"En América Latina cuesta tres veces más encontrar gente calificada que en Asia", señaló el ex mandatario mexicano. "Eso son los desafíos de hoy, tener gente para saltar de una economía sustentada en los commodities a una economía más sofisticada".

Por cierto, Lagos compartió el sentido de la nueva demanda educacional que cruza el continente. Pero remarcó que ello cabía entenderlo bajo un profundo cambio de época. ¨Hemos entrado a un ciclo distinto y porque es distinto ya no nos sirve medir nuestro desarrollo por cuánto per cápita tiene cada país. La mayor parte de nuestros países cruzará muy pronto los US$ 20 mil per cápita y allí lo que comienza a presionar los sistemas políticos y sociales es la desigualdad. Si la distribución sigue siendo desigual, las demandas se multiplicarán. Ese es el ciclo al que estamos entrando".

Convocado por el moderador a hablar de Chile, sacó su voz emocionada para decir: "Pongámonos de acuerdo, es tarea de todos con todos, al pensamiento de la mayoría debemos agregar el de la minoría; no avancemos otra vez a ser un caso de desarrollo frustrado, como ocurrió en 1910".

Mirar al futuro de la democracia con ciudadanos conectados al mundo, consolidar el estado de derecho y las instituciones, avanzar hacia una relación eficiente y realista con la globalización fueron temas transversales. Tal vez el que estuvo más instalado en las polarizaciones fue Alan García. Habló de la Alianza del Pacífico de su tiempo, pero no de la de hoy. Fue muy vehemente para declarar a Brasil ya fuera de los BRICS por su crecimiento del 0,5% y resultó tan excluyente con países como Venezuela y Argentina, como aquellos podrían serlo con su visión. Pero en su análisis predominó el optimismo, aunque eludió hablar de América Latina como un todo, para él lo que hoy existe es un continente dividido. Sí vio buenas señales en el mundo: "Estados Unidos y China siguen registrando crecimiento y son las dos potencias económicas de hoy"

¿Diálogo oportuno? Por cierto, sobre todo si se mira lo poco que registró la Cumbre de Unasur más allá de inaugurar su edificio y tener nuevo Secretario Ejecutivo, como tampoco fueron muchas las ideas que llegaron de Veracruz y una Cumbre Iberoamericana marcada por la ausencia de países claves.

Tal vez lo nuevo se dará cuando todos los cancilleres latinoamericanos y del Caribe concurran pronto a Beijing para la primera cita CELAC-China. Esta casi coincidirá con un hecho simbólico: este martes 9 por primera vez un tren unió una ciudad cercana a Shanghai con Madrid. Eso es siglo XXI.