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Columnistas

Encuentro con la historia

No son pocos los chilenos que habiendo participado en distintos frentes de izquierda entre mediados de los 60’ y de los 70’ -e, incluso, apoyando la vía armada para llegar al poder- dieron un giro en sus ideologías, y finalmente abrazaron las ideas de la libertad y rechazaron su marxismo original.

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 30 de noviembre de 2011 a las 05:00 hrs.

No son pocos los chilenos que habiendo participado en distintos frentes de izquierda entre mediados de los 60’ y de los 70’ 
-e, incluso, apoyando la vía armada para llegar al poder- dieron un giro en sus ideologías, y finalmente abrazaron las ideas de la libertad y rechazaron su marxismo original.

Mauricio Rojas -con quien compartí una conversación que organizó el Instituto 
Res Publica- es uno de ellos. A comienzos de la década de 1970 fue miembro activo del MIR, se fue exiliado a Suecia, donde llegó a ser miembro del Parlamento por el Partido Liberal. Su historia lo convierte en un referente a la hora de hablar sobre los acontecimientos que llevaron a Chile al quiebre de su institucionalidad en 1973.

Rojas nos contaba que en 1967 ocurrieron hechos como la toma de la Casa Central de la Universidad Católica y la legitimación de la “violencia revolucionaria” por el Partido Socialista. Se sumó una falta de visión política que condenara fuertemente estos acontecimientos para que no se vuelvan a repetir en el futuro. Estas conductas sentaron precedentes para que cualquiera, de ahí en adelante, pensara que podía hacer uso de la fuerza para conseguir algún objetivo, lo que hizo entrar en un espiral a nuestra sociedad que la llevó a la pérdida de las normas mínimas de convivencia y al quiebre de la democracia.

La pregunta que nos cabe hacernos es: ¿Y en qué afecta esto a los chilenos cuatro décadas después? Resulta que el contexto actual del país no es tan distinto de aquel entonces, con tomas de establecimientos educacionales, descontento social, “crisis” institucional, entre muchas cosas y por eso se nos hace necesario saber que ya pasamos por algo parecido alguna vez y que no terminó bien. Por eso hay que recordar cuáles fueron los acontecimientos y los extremos que nos llevaron al quiebre institucional.

Hombres como Mauricio Rojas nos pueden ayudar a conocer la historia para no caer en las mismas faltas: las personas están por sobre cualquier “fin noble” y que el uso de la violencia es precisamente lo contrario; nos recuerda que nuestra libertad termina cuando comienza la del prójimo; y nos llama a respetar la institucionalidad.

No repitamos los errores del pasado y aunque el contexto ha cambiado mucho y claramente la situación no es la misma, es en estos momentos difíciles cuando todos debemos abogar por el diálogo y el respeto por las instituciones.

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