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Columnistas

Elecciones mexicanas

El primero de julio de 2012 los mexicanos acudirán a las urnas para elegir presidente y congresistas. Tres grandes partidos protagonizan la principal contienda.

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 27 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.

El primero de julio de 2012 los mexicanos acudirán a las urnas para elegir presidente y congresistas. Tres grandes partidos protagonizan la principal contienda. 


El partido de Acción Nacional (PAN), actualmente en el poder con el presidente Calderón, representativo de socialcristianos, de círculos empresariales y de capas medias urbanas, con fuerte presencia en el norte del país, no llega en buen pie a esta justa. Pesan las dos gestiones de gobierno que ha encabezado recientemente, la de Vicente Fox (2000 – 2006) y la actual. Pero sobre todo esta última ha estado traspasada por dificultades, empezando por el incremento de la violencia ligada al narcotráfico, en especial en los estados de la frontera con EEUU. El PAN aún no tiene candidato oficial, pero a su interior la ex ministra Josefina Vázquez Mota se perfila como la mejor opción.

El izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), ya definió su “gallo”: el ex candidato Andrés Manuel López Obrador, AMLO como lo identifican los mexicanos. Le ganó la disputa interna a Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal que, según sus partidarios, tiene mayor eco en la ciudadanía que AMLO, pero no posee el control de la maquinaria del PRD, al cual muchos definen como una “coalición de tribus”. AMLO sacó cerca de 45% en las pasadas presidenciales y fue derrotado por Calderón por escaso margen, pero nunca reconoció su derrota y alegó fraude. AMLO instigó a sus partidarios a una desgastante movilización ciudadana que terminó diluyéndose, y no son pocos los que piensan que también se diluyó el potencial del partido y de su líder. Hoy el PRD no alcanza en la mayoría de las encuestas ni siquiera el 20% de apoyo, pero cabría advertir que al PAN le sucede lo mismo.

La novedad está en el éxito del Partido Revolucionario Institucional, que luego de más de 70 años en el poder, fue desalojado en 2000. El PRI ha recompuesto sus filas, hoy gobierna más de la mitad de los Estados de la Federación y su candidato, Enrique Peña Nieto, es la revelación. Hasta hace poco gobernador del Estado de México, hoy se empina arriba del 40% en la mayoría de las mediciones.

En México no hay segunda vuelta, de modo que el que obtenga mayoría simple ya la hizo. Vale para ser presidente, pero así como están las cosas, lo que también es casi seguro, es que el nuevo presidente, cualquiera sea, no tendrá mayoría en el Congreso. Luego, estamos ante la posibilidad cierta de volver a tener un Ejecutivo sin fuerza legislativa para imponer su programa. Ya pasó con Fox y con Calderón y el resultado no ha sido muy halagüeño. 
México es el mayor país de habla hispana en el mundo. Sus 110 millones de habitantes, más los que están en EEUU lo transforman en uno de los pilares de la latinidad. Su economía esta íntimamente vinculada a EEUU, destino de más del 80% de sus exportaciones. No todo es comercio, está presente el fenómeno migratorio y, más recientemente, las secuelas de ser EEUU el mayor consumidor de drogas, destino de buena parte de la cocaína producida en América Latina. En la llamada “guerra contra el narcotráfico” no se sabe quién va ganando, pero sí quienes la han perdido: las más de 40.000 víctimas de la violencia. Los carteles mexicanos se irradian hacia Centro América y aceitan sus redes en los países productores de coca. 
La economía mexicana es la segunda de América Latina (cerca de US$ 1.500 billones frente a 2.172 de Brasil). Después de años de buen crecimiento, hoy sufre la competencia de las exportaciones chinas que ya lo desplazaron del segundo a tercer lugar en el mercado estadounidense. Además, padece de los vaivenes de una economía “gringa” que no termina por reanimarse. México necesita diversificar su comercio exterior, y ahí América del Sur puede ser una buena oportunidad, recordemos que el PRI siempre se caracterizó por un fuerte latinoamericanismo en su política exterior.

Así, con fuertes desafíos en su sistema político, con una sociedad necesitada de mayor seguridad, y una economía interesada en diversificar su inserción internacional, los mexicanos se aprontan a una campaña en la cual el PRI lleva la delantera holgada.

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