El respeto y la autoridad
Son muchos los problemas en Chile que han salido a relucir en este último tiempo...
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Son muchos los problemas en Chile que han salido a relucir en este último tiempo. Altas tasas delictuales, el hacinamiento en las cárceles, casos de corrupción en empresas y la mala calidad en la educación pública, entre otros, son situaciones que no nos han dejado indiferentes. Y no hay que entender esto como algo pesimista, sino al revés, hay que verlo con satisfacción, porque la enfermedad ya ha sido detectada, y sólo hay que ponerse a trabajar para buscar la cura. Son estos temas los que, con justa razón, han sido llamados como “prioritarios” a nivel nacional por lo que se espera que sean solucionados con prontitud.
Pero existen otros problemas que están siendo obviados y que tienen igual o mayor importancia que los recién mencionados. Me refiero al respeto a las instituciones y sus autoridades, que son dos conceptos clave para una sana vida en sociedad y de las faltas a este respeto se desprenden la mayoría de los problemas que aquejan a un país.
Es usual escuchar a la gente adulta alegando por los “jóvenes de hoy” y su falta de respeto a los mayores y muchas veces quienes somos aludidos lo vemos como un simple cliché que no tiene referencia alguna con la realidad. Ahí radica el problema. Es en el hogar de cada familia donde se aprende el respeto por la autoridad, por los padres y los abuelos; luego en el colegio se nos enseña el respeto al profesor, a cuidar el establecimiento educacional y tratar bien a los compañeros. En algo tan básico como esto es donde estamos fallando.
El respeto es recíproco y no se entrega sólo si esa persona o institución piensa parecido a mí. El respeto significa atención, consideración a alguien o algo, muchas veces por el cargo que representa, por lo que esa institución significa o porque las acciones de esa persona nos han hecho merecer el respeto. Y eso es lo que se pide, respeto a la autoridad e institución, aunque no estemos de acuerdo con lo que propone, ya que a no ser que sea algo ilegítimo, esa autoridad o institución puede tomar las decisiones que estime convenientes para quienes les deben su respeto.
No nos puede dar lo mismo que hayan colegios en toma, que un grupo de ciudadanos invada la sede del Congreso y que se falte el respeto, de palabra u obra, de una autoridad. Basta ver aquellos países que no han vivido estos principios para entender lo importantes que son. Es tarea de cada uno trabajar por una sociedad sana, centrada en las personas y que busca el bien común de cada uno de sus miembros.