El impacto de emprender en el entorno adecuado

GINA OCQUETEAU

En la última cuenta pública del Gobierno, uno de los anuncios destacados fue la próxima creación de Startup Campus, un proyecto de Corfo y Fundación Chile, que ya había lanzado en mayo para impulsar el talento chileno y apoyar el crecimiento de startups con base científico-tecnológica. En los primeros cinco años de ejecución se espera trabajar junto a 200 startups de alto potencial de crecimiento, las cuales podrán acceder a infraestructura de alta complejidad como laboratorios y equipos avanzados; programas de acompañamiento y conexión con posibles inversionistas y clientes corporativos.

Ese ejemplo de colaboración entre el sector público y privado es un reflejo del impacto que ha tenido el emprendimiento dentro de la economía chilena en los últimos años, donde hoy las Mipyme representan el 98,6% de los negocios en el país y concentran el 65,3% de los empleos formales, según datos de la Biblioteca del Congreso Nacional. Pero además, vemos un reconocimiento a la importancia que tienen la ciencia y la tecnología como motores de innovación y vanguardia en un contexto de grandes desafíos globales.

Existen muchísimos emprendimientos que están aportando al país. Es clave proporcionarles herramientas que faciliten el desarrollo de sus capacidades y los vínculos con inversionistas para aumentar su velocidad de crecimiento.

El cambio climático, las pandemias del siglo XXI, el envejecimiento de la población, los vertiginosos avances tecnológicos o la migración, son algunos de los grandes retos que enfrentamos como sociedad. “Nada cambia si nada cambia”, dice el refrán, y por eso necesitamos ideas y proyectos que piensen “fuera de la caja”, que sean lo suficientemente flexibles para adaptarse a los nuevos tiempos y que entreguen soluciones concretas a los problemas de las personas en su día a día. Y para eso, quién mejor que los emprendedores, hombres y mujeres llenos de talento, más preparados para actuar ante las adversidades, más proclives al trabajo colaborativo y capaces de detectar aspectos que las empresas tradicionales no ven o que tardarían demasiado tiempo en implementar.

Pero para que estos emprendimientos vean la luz necesitan de apoyo y financiamiento. En el caso de aquellos con enfoque científico-tecnológico es aún más crítico, ya que como parte de su ciclo de vida deben cumplir con diferentes etapas como testeos, validación tecnológica, tracción comercial, internacionalización, etc. Sin recursos, esto es casi inviable y por eso es relevante lo que pretende lograr Startup Campus, ya que permitirá fomentar la innovación en un entorno adecuado para la colaboración, la experimentación y la iteración, con el debido respaldo económico. Además, los beneficiados podrán acceder a ecosistemas y redes de conexión claves para fortalecer sus propuestas y acelerar su llegada al consumidor final.

Es innegable el rol que cumplen las empresas basadas en ciencia y tecnología en ayudar a alcanzar el desarrollo sostenible que tanto anhela Chile, pero tal como ellas, existen muchísimos más emprendimientos que están aportando al país de diferentes maneras y a futuro podemos seguir trabajando en  opciones enfocadas hacia cada sector, con el gran objetivo común de acortar su viaje entregándoles herramientas que faciliten el desarrollo de capacidades y vínculos con inversionistas para aumentar su velocidad de crecimiento. El emprendimiento es un motor esencial para el desarrollo local al fomentar la creación de empleo, la innovación, la diversificación económica y contribuir a una mayor competitividad y resiliencia. Por Todas las medidas que vayan en su beneficio significan, a la larga, mayor bienestar para todos los chilenos.