Matías Madrid
Desde el segundo semestre del año 2013 la economía está experimentando una desaceleración muy pronunciada con caídas de inversión que no se observaban desde el año 2009. En línea con esto la autoridad monetaria inició un proceso de relajamiento monetario que ha llevado la TPM a niveles considerados expansivos. Pese a este menor dinamismo de la actividad, ya observamos una pausa de este proceso en los últimos 2 meses.
Por otra parte, todo indica que las presiones inflacionarias que han generado que las expectativas de variación del IPC en 2014 se ubiquen cerca de 4% serían transitorias y gatilladas principalmente por la depreciación del peso y el aumento en el precio de los combustibles.
Adicionalmente, la buena noticia es que las expectativas de inflación de mediano y largo plazo si bien han aumentado se mantienen en niveles en torno a 3%.
Por lo tanto, si se observa que la economía se está desacelerando con fuerza, la inversión probablemente sigue en contracción durante el segundo trimestre, el consumo ya muestra una caída importante en su ritmo de expansión y el desempleo empieza a subir, a lo que se suma que las expectativas de inflación de mediano plazo están ancladas al 3%, ¿por qué no continúa a la baja la TPM? Efectivamente la depreciación del peso y la indexación puede generar efectos de segunda vuelta que impulsen la inflación más allá de la de los bienes importados. Sin embargo, existe una razón algo más estructural que hay que evaluar y que complica el escenario del Banco Central.
Da la impresión que existen dudas relevantes respecto a la estimación de la brecha de capacidad de la economía o, lo que es lo mismo, del crecimiento potencial. Por una parte, la economía desde el año 2011 ha crecido en promedio un 4,9%, no muy lejos de la cifra estimada para el crecimiento potencial hace algunos meses. En el mismo período, la inflación no transable se ubicó en 4,3%, muy por sobre la meta.
Afortunadamente, la inflación transable fue solo de 1,6% y permitió que la inflación total en el mismo período fuera de 2,8%, con medidas subyacentes bajo ese nivel. En este sentido, llama la atención la acelerada inflación no transable en un período de crecimiento en torno al supuesto potencial. Sin embargo, quizás lo más preocupante es el futuro. Existe justificada incertidumbre respecto del impacto de las reformas que se impulsan en estos días sobre el crecimiento potencial de la economía. Esto evidentemente tiene importantes implicancias para la política monetaria hoy, considerando que probablemente la brecha de capacidad no se estaría incrementando al ritmo previsto hace algún tiempo.