El año en que Chile se puso nuevamente en marcha
Felipe Larraín B. Ministro de Hacienda
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Felipe Larraín B.
En 2018 nuestra economía se puso nuevamente en marcha. El país se expandió en torno a 4%, más que duplicando el crecimiento de 2014-2017. Así lideró entre las naciones de la Alianza del Pacífico, después ser la de menor dinamismo del grupo durante cada uno de los últimos cuatro años. A su vez, volvimos a crecer más que el mundo, luego de hacerlo a la mitad del PIB global en años recientes.
Esta recuperación económica superó las expectativas de economistas locales e instituciones internacionales, como el FMI y la OCDE, que hace un año esperaban cifras no superiores a 3%.
Un rasgo importante de este repunte es que ha sido liderado por la inversión. En el segundo y tercer trimestre de 2018, esa variable creció a tasas interanuales de 7% y para el próximo año el Banco Central estima una expansión de 6%. Así, Chile encabezará el aumento de la inversión en América Latina en 2018 y 2019, tras cuatro años de caída sostenida.
La productividad también volvió a crecer a tasas superiores al 1% promedio, lo que sumado al repunte de la inversión se tradujo en el primer incremento del crecimiento de largo plazo o tendencial en seis años. Dado el positivo escenario que se ha ido configurando, esperamos que esta mejoría del crecimiento tendencial continúe.
El crecimiento económico no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas. En este sentido, el mayor dinamismo económico de 2018 se tradujo en la creación de muchos más empleos formales en el sector privado, mientras que se dejaron de crear empleos cuenta propia, que en muchos casos son precarios.
Otra buena noticia es que la inflación se ha mantenido baja y estable, una situación que se espera continúe durante 2019. Para lograr este objetivo es fundamental el rol del Banco Central, así como también el aporte que hace el gobierno con una política fiscal responsable. Al asumir en marzo del año pasado anunciamos un plan de austeridad por US$ 4.400 millones en cuatro años, que se empezó a ejecutar en 2018 y que seguirá implementándose este año.
Asimismo, anunciamos nuestro compromiso de reducir el déficit fiscal estructural desde 2% del PIB en 2017 a 1,8% este año, y a 1,6% en 2019, compatible con un incremento del gasto público de 3,3% real promedio en 2018-2019. Como consecuencia de esto, con el cierre del año fiscal 2018 veremos una significativa reducción del déficit fiscal efectivo, lo que nos ha permitido comenzar un gradual camino de moderación de la dinámica de la deuda pública.
Los avances logrados en materia de crecimiento, creación de empleos y consolidación fiscal son más notables si se constata el deterioro que experimentó el escenario internacional. Al avance del conflicto comercial entre EEUU y China se ha sumado la incertidumbre geopolítica en Europa y el alza de tasas de interés en EEUU.
Pese a lo positivo de 2018, no nos conformamos y estamos conscientes que debemos seguir trabajando intensamente para sostener esta recuperación. Para ello, requerimos avanzar en reformas estructurales, como impuestos y pensiones. Dedicaremos nuestros mejores esfuerzos a la aprobación de estas reformas y estamos abiertos a un diálogo constructivo con todos aquellos que tengan la disposición de conversar y llegar a acuerdos.
Dada la complejidad del contexto internacional y los desafíos locales el camino no es nada fácil, pero estamos seguros de que en 2019 seguiremos avanzando en transformar a Chile en un país integralmente desarrollado.