Dialogar, ¿Para qué?
María Isabel Vial, presidenta ejecutiva de la fundación Carlos Vial Espantoso.
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María Isabel Vial
Llevamos una semana analizando y decantando los resultados -sorpresivos para muchos- de las elecciones del pasado 15 y 16 de mayo. Hemos conocido las profesiones, los orígenes, los valores declarados y las promesas de los 155 constituyentes que redactarán la nueva constitución. Hemos visto distintas reacciones, celebración y desazón, miedo y esperanza, fanatismo y colaboración, pero es ahora que empieza el desafío de ponernos de acuerdo, conocer qué está en juego y aportar desde los lugares que ocupamos cada uno.
Podemos ver el futuro inmediato como turbulento, cambiante e incierto que modifica las direcciones fundamentales y convicciones articuladoras con las que hemos convivido y también lo podemos observar como la apertura de nuevas posibilidades y representaciones que valorizarán la convivencia civilizada. El momento histórico que vivimos, con una crisis sanitaria y económica como telón de fondo, puede impulsarnos a fortalecer la democracia si somos capaces de evolucionar de una actitud reactiva a actuar anticipándonos a los tiempos. Es hora de acoger la diversidad, de hacer preguntas difíciles, de escuchar activamente y con interés genuino de comprender la realidad de quienes se pronunciaron fuerte y claro en las urnas. Y no es con palabras de buena crianza que nos haremos cargo, sino con acciones valientes, coherentes con lo que esta época nos exige.
¿Cómo hacerlo?, ¿Cómo construimos una cultura dialogante al interior de las organizaciones? Existe un consenso de que es tiempo de diálogo, sistemático y permanente. Para lograrlo, es un imperativo instalar capacidades y herramientas que permitan acercar las posturas opuestas, sentarse a la mesa y abrirse a conversar de las distintas realidades, de los dolores y las alegrías de nuestros compañeros de trabajo y desde ahí construir empresas horizontales, transversales, diversas, que conozcan, valoren y reconozcan a sus trabajadores y propicien mejores espacios de participación para satisfacer las necesidades de todos sus integrantes.
No hay vuelta atrás. Es precisamente, en nuestros lugares de trabajo donde tenemos que agarrarnos firme de esta oportunidad. Solo si permitimos que el diálogo florezca en donde tenemos las relaciones más cercanas y con quiénes compartimos gran parte de nuestras vidas, va a ser posible empujar los cambios con los que soñamos como colectivo y despojarnos de los temores que compartimos con los "más parecidos a nosotros" para construir una sociedad más plena.
Humberto Maturana veía a la democracia como un "modo escogido de convivir en la honestidad, el mutuo respeto, la ética y la colaboración", este es el tiempo para encontrarnos en el diálogo y buscar respuestas a ¿cómo queremos convivir?. Creemos que las empresas tienen un importante rol que jugar construyendo espacios de participación en la toma de decisiones y en sus resultados económicos, en el reconocer y valorar el trabajo bien hecho. Alfredo Zamudio dice que "El diálogo es para valientes", estamos convencidos que esta es la oportunidad para ser valientes.