Estimado lector, imagine un país en el Lejano Oriente. Su economía es abierta. Su fuerza de trabajo es altamente calificada y su población presiona con vigor por cambios democráticos.
No, no es el Hong Kong de hoy. Es la China de mañana.
Notemos que Hong Kong no es un mundo aparte de China. Muy por el contrario, Hong Kong es para los chinos como un "recuerdo del futuro". Si su reciente desarrollo social y económico se proyectara hacia el porvenir, el resultado sería una sociedad china muy parecida a Hong Kong. Dicha convergencia podría ser también política. Y sin embargo, China no ha podido persuadir la superioridad de su sistema político por sobre la democracia.
La cultura china prefiere convencer a vencer. Sun Tzu enseñó que la mejor batalla es aquella que no se da. Por eso, debe ser molesto para el Sr. Xi Jinping, Líder de la República Popular de China, el tener que imponer su propuesta de elegir el jefe de gobierno de Hong Kong mediante voto popular a partir de una terna seleccionada previamente por el Partido Comunista en Beijing.
Debemos observar que el Sr. Xi está tomando un enorme riesgo al proponer dicha fórmula a Hong Kong. El movimiento Occupy Central bien podría exigir que se implemente la misma norma para el resto de China. Eso dejaría a Beijing en una posición aún más difícil. Ceder a dicha demanda equivaldría a la autodestrucción del partido, con todas sus fascinantes y radicales consecuencias geopolíticas.
Pero, ¿y si no fuese así?
En efecto. No podemos descartar que Mr. Xi esté usando Hong Kong como experimento para un cambio político en China. El próximo cambio de líder será en 9 años más. El sufragio universal prevendría la corrupción, pues encarecería la extracción de cuasi-rentas. Los líderes deberían persuadir a los electores. Por otra parte, la adopción del voto popular convencería a Macao y Taiwán a unificar sus sistemas para formar una gran China. Desde luego, el nuevo sistema se mantendría estrictamente dentro del Partido Comunista. La participación y el pluralismo no son malos si es que no afectan el orden.
Confucio decía que el estado es una gran familia. Es obvio que los hijos deben obedecer a los padres, pero Sr. Xi...los hijos ya son adolescentes.
Es hora de pasar las llaves del coche.