La investigación y el desarrollo han estado presentes en nuestro país desde hace años, y en especial, desde 2012 -aproximadamente- con la modificación e incentivo tributario a la conocida Ley de I + D. Si a esto le agregamos la "I" de innovación, tenemos una perfecta ecuación para lograr como resultado el desarrollo en progreso económico para la sociedad de cualquier país.
En Chile ya es sabido nuestro mal desempeño en I + D, con un 0,36% del PIB, siendo colistas en la OCDE. Todos queremos sostener que es necesario mejorar este indicador, y todos los candidatos a la Presidencia de Chile hablan de aumentar este indicador y prometen aumentar los incentivos, que deben estar presentes en los 3 pilares del I + D + i, es decir, en las empresas, en las universidades y en el Estado mismo representado por organismos como Corfo o Conycit que han desempeñado un destacado rol los últimos 10 años. Sin embargo, la gran pregunta es ¿cómo hacerlo en un país que está entrando a un déficit fiscal cercano al 9%, y que tendrá prioridades indiscutidas en salud y en nuevos niveles de pobreza?
Es mucho más complejo hablar de I + D + i con una economía de mala salud, y es un desafío importante para las futuras autoridades: por un lado, no deben prometer lo que será imposible cumplir, por prioridades que son lógicas, y por otro lado, es el momento de poner orden en el informe de la ciencia al progreso y desarrollo del país. El Presupuesto será muy escaso y los incentivos a los 3 pilares deben tener un foco de largo plazo y no más "tema libre" para científicos o empresarios.
El foco debe estar en nuestras debilidades y en potenciar nuestras fortalezas para defenderlas. Los incentivos, el trabajo de los científicos y empresarios deben dirigirse primero, en energía, considerando nuestro potencial en hidrógeno verde, energías limpias y el potencial del litio para la electro-movilidad; segundo, la administración y distribución del agua en todo el país; y tercero, en la minería, donde debiéramos ser los más competitivos del mundo y no sólo ser los mayores productores, cosa que hoy ya está en duda.
El futuro de Chile, por medio del I + D + i, estará en manos del escenario político que sea, y cuál sea deberá saber cumplir, ordenar el foco y priorizar. Un dato interesante: Israel es casi el ejemplo de estudio, porque tiene un casi 4% del PIB en I + D y usted puede ver cómo administran el agua. Pero, ¿cuánto es el déficit fiscal de Israel? Aquí la sorpresa, es casi un 12%. La diferencia está en su sistema político y su orden.