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Columnistas

Despejada la incertidumbre tributaria, es imperioso retomar el crecimiento

Hermann González

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 17 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.

Hermann González

El acuerdo tributario alcanzado entre gobierno y oposición quizás no se hubiese dado en un escenario de alto crecimiento y creación de empleos. Si bien los argumentos técnicos para modificar el proyecto eran contundentes, la mayoría parlamentaria de la coalición de gobierno le permitía pasar el proyecto sin necesidad de buscar consensos. Así las cosas, el fuego amigo, la necesidad de legitimar un proyecto mayúsculo o el impacto económico que este estaba teniendo, asoman como las posibles causas de un acuerdo que nadie hubiese pensado que se daría hace solo unas pocas semanas atrás.

Las proyecciones de crecimiento no paran de corregirse a la baja. Detrás de estos ajustes hay factores externos e internos y, dentro de estos últimos, los hay relacionados y no relacionados con la reforma tributaria en discusión. Todos aquellos que dieron alguna importancia a la incertidumbre que estaba generando la discusión tributaria en el crecimiento estimado para este año y el próximo, debiesen quitar esta prima por riesgo de sus estimaciones y reconocer que es posible que la economía crezca algo más, porque el protocolo de acuerdo dejó como resultado un proyecto tributario menos dañino para el crecimiento y despejó la incertidumbre.

Quien haya pasado por Hacienda sabe que el ritmo de trabajo en ese ministerio es incesante y no me cabe duda que el equipo técnico del ministro Arenas, si bien respira más tranquilo por el mejor ambiente que generó el acuerdo tributario, lejos de tomar un descanso ya está enfocado en el diseño de medidas que apunten a retomar el crecimiento económico.

Los aportes que se pueden hacer desde el sector público son variados. Por una parte, el gobierno debe ponerse a tono con la ejecución del Presupuesto en el segundo semestre, porque las cifras conocidas a mayo indican que no se está ejecutando a un ritmo muy distinto de los años anteriores. El diseño de la política fiscal permite que esta ejerza un rol contracíclico, y este año es cuando se necesita de un potente estímulo fiscal, especialmente en lo que se refiere a inversión pública.

Por otra parte, el beneficio transitorio de depreciación instantánea para grandes empresas era una muy buena idea que contenía el proyecto de ley de reforma tributaria, porque permitía dar un fuerte impulso a las inversiones en capital fijo una vez aprobada la Ley. El protocolo dejó fuera esta iniciativa para compensar la menor recaudación, pero debería evaluarse su reposición, toda vez que es un incentivo transitorio y necesario, que no pone en riesgo el objetivo recaudatorio en régimen de 3% del PIB.

Por último, es imperioso también revitalizar las agendas energética y pro crecimiento para que estas comiencen a tener efectos en la inversión, en los costos empresariales y en la productividad tan pronto como este año.

El llamado es a no descuidar el crecimiento, porque es clave para la creación de empleos, ha sido fundamental en la reducción de la pobreza durante las últimas décadas y ha permitido reducir la desigualdad en los últimos años. Hacia delante, mantener un buen ritmo de crecimiento también es clave para recaudar los recursos necesarios que permitan llevar a cabo la reforma educacional que el país necesita, ya que sin crecimiento, no hay recaudación.

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