¿De regreso al patrón oro en versión digital?

María Pía Aqueveque

En medio de fuertes turbulencias geopolíticas, asoma un ganador algo inesperado. Y es nada menos que el viejo oro, ahora con una segunda vida digital, que le daría mayor liquidez y posibilidad de fraccionar su valor en lugar de acarrear lingotes, permitiendo ampliar su rol de reserva de valor y medio de intercambio.

Más que un regreso absoluto al patrón oro, sería un paso de transición a un nuevo orden monetario internacional que parece empezar a despuntar. Pues, en el trasfondo, está la amenaza de pérdida de hegemonía indiscutida del dólar a nivel global. Un economista como Nuriel Roubini piensa que las disputas geopolíticas simultáneas de EEUU con China, Rusia, Irán y Corea del Norte aumentan los incentivos de desacoplarse de la moneda de del Tío Sam. Y opina que este proceso podría fortalecerse gracias a la aparición de distintas monedas digitales de bancos centrales (CDBC), favoreciendo un sistema multipolar alternativo y un nuevo régimen internacional de pagos. En contraste, Paul Krugman sostiene que el dólar no tiene ninguna amenaza real de ser destronado.

“El ‘maldito metal que enloquece a los pueblos’, como lo llamó Shakespeare, está teniendo una nueva transfiguración por la vía digital”.

Existen informes de que China está tratando de promover el comercio de petróleo en yuanes, mientras Rusia e Irán están considerando crear una criptodivisa respaldada por oro. Es aún solo una tendencia emergente, que también India mira con cierta simpatía. El repetido uso político del dólar por parte de Estados Unidos ha llevado a que China (y, por supuesto, Rusia) busque una alternativa a la moneda estadounidense en la composición de sus reservas. Así, el Banco Popular de China elevó sus reservas de este metal, totalizando en 2022 unas 1.980 toneladas, la sexta mayor cantidad de oro en lingotes entre bancos centrales del mundo. Rusia ha seguido un camino similar.

Y ahora, ese “maldito metal que enloquece a los pueblos”, como dijo Shakespeare, está teniendo una nueva transfiguración por la vía digital. La regulación financiera del mercado cripto y desarrollos tecnológicos permiten hoy la tokenización (es decir, representar activos físicos y digitales en una red DLT, como blockchain) del metal precioso y la creación de “stable coins”, monedas digitales respaldada en oro, lo que permitirá aumentar su liquidez, velocidad y trazabilidad. Estos desarrollos están despertando un mayor interés por parte de inversionistas e instituciones financieras con saldos del metal precioso.

Si el conflicto en Ucrania llega a fronteras nucleares y se prolonga por largo tiempo, Estados Unidos se vería obligado a imprimir más papel verde para financiar la guerra, debilitando al dólar, llevando a los inversores a refugiarse en el oro. Si la tecnología resuelve la portabilidad y el resguardo del derecho en este metal precioso, rápidamente se podría convertir en una unidad de intercambio aceptada incluso para usos cotidianos, como comprar un café.

El avance a la tokenización del oro y otros metales preciosos ante una inminente agudización de los conflictos geopolíticos durante los próximos dos años, y un eventual fraccionamiento monetario entre Oriente y Occidente, no deben ser entendidos como un destino obligado. Sería más bien, como sucedió con la moneda romana cuando cayó ese Imperio: el fin de la era de absoluta hegemonía del dólar.