Sergio Lehmann

Creatividad y crecimiento

Sergio Lehmann Economista Jefe Banco Bci

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Lunes 2 de septiembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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Bien sabemos que Chile reconoce hoy débiles perspectivas de crecimiento de largo plazo, fruto de nuestros pecados de los últimos años. No pretendo aquí analizar los factores estructurales que limitan nuestro desarrollo y que centran el grueso del debate político-económico actual, sino que abordar una fuente menos explorada de dinamismo, pero también muy importante, y que marcaría el avance de la economía mundial hacia los próximos años. Me refiero a la creatividad, que viene de la mano con mayor innovación, productividad y crecimiento.

En Chile ha habido desarrollos exitosos de herramientas digitales, así como nuevos productos y servicios, que han buscado satisfacer necesidades que tal vez hace algunos años ni siquiera reconocíamos. Estamos hablando de casos notables de innovación, mundialmente destacados, construidos con esfuerzo y perseverancia, pero que del lado de la macroeconomía no mueven la aguja. Nos hemos mantenido en la parte baja de los países de la OCDE en investigación y desarrollo, así como también en indicadores de capacidad para aprovechar las nuevas tecnologías que irrumpen en el mundo, destacando la inteligencia artificial, donde se pone buena parte de las apuestas para potenciar el desarrollo futuro. De acuerdo con un estudio de Capital Economics, Estados Unidos es la economía que mejor captura los efectos virtuosos de las nuevas tecnologías, por su alta flexibilidad y capacidad de extender sus beneficios a los distintos sectores de la economía.

“En Chile estamos muy lejos del debate sobre la creatividad. Seguimos con la mirada en el corto plazo, con discusiones en reformas importantes, pero siempre teñidas de sesgos ideológicos, obviando el fundamento técnico”.

Chile y América Latina, marcados por rigideces y limitaciones en el uso de tecnologías, están en la parte baja de la escala que mide quiénes se verían mayormente beneficiados por los nuevos desarrollos. Esto implica que los incrementos de productividad e impulso económico que de allí se derivan serían menores para nosotros.

¿Y cómo se potencia entonces la creatividad y la innovación? La creatividad de los niños está a tope a edad temprana, pero en la medida que transcurre el tiempo va disminuyendo. Así nos muestra George Land en el estudio Divergent Thinking, llevado a cabo con personas de distintas edades. Muestra que el 98% de los niños entre tres y cinco años son verdaderos genios creativos, mientras esa proporción baja a tan solo 2% en adultos mayores de 25 años. Como se deduce del libro de Yuval Noah Harari “21 lecciones para el siglo XXI”, la educación juega en ese contexto un rol clave. Se debe cambiar la lógica en la formación escolar y apuntar a fortalecer lo que él denomina las 4C: Creatividad, pensamiento Crítico, Comunicación y Cooperación. Avanzar en estos objetivos como elemento central en la formación de los niños, permite dar un impulso cuántico a la innovación y a la adaptación de la economía frente a un mundo cada vez más desafiante y complejo.

Hoy en Chile, lamentablemente, estamos muy lejos de este debate. Seguimos con la mirada puesta en el corto plazo, con discusiones en reformas, por cierto importantes, pero siempre teñidas de sesgos ideológicos, obviando el fundamento técnico. Esto lleva a marcadas diferencias en el mundo político, poco dispuesto a la cooperación. Recién cuando temáticas de este calibre, con perspectiva de largo plazo, vuelvan a estar sobre la mesa, será la esperada señal de que la crisis de los últimos años, que nos ha llevado a extraviar la brújula y la mirada más estratégica, habrá sido superada. Mientras más tardemos en recuperar eso, mayores serán los costos que las próximas generaciones pagarán en materia de bienestar y calidad de vida.

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