COP29 a la sombra de la irrelevancia
JUAN PABLO ESCUDERO Profesor Facultad de Derecho UAI, miembro del Emmett Institute UCLA.
- T+
- T-
JUAN PABLO ESCUDERO
El ambiente está extraño en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), en Bakú, Azerbaiyán. Por un lado, las emisiones de gases de efecto invernadero han alcanzado su máximo histórico y la temperatura de 2023 es la más alta desde que se tiene registro. Por otra, Donald Trump ya anunció su salida del Acuerdo de París, en tanto que el Presidente Milei retiró a toda la delegación argentina de la cumbre, cubriéndolo todo con un manto de duda y pesimismo.
Esta COP venía precedida de alta expectación, pues se realiza en la víspera del plazo impuesto por el Acuerdo de París para que los países envíen sus compromisos de reducción de emisiones. Además, se busca alcanzar un amplio acuerdo sobre financiamiento climático para los países que más lo necesitan. Pero, ¿qué sentido tienen las negociaciones y los compromisos si el mayor responsable del calentamiento global se sale de la mesa? Aunque no podemos prescindir de estas instancias, sin EEUU estos esfuerzos pierden relevancia y así lo sentimos quienes estamos en Bakú.
“¿Qué sentido tienen las negociaciones si el mayor responsable del calentamiento global se sale de la mesa? Sin EEUU estos esfuerzos pierden relevancia.Así lo sentimos quienes estamos en Bakú”.
Sin embargo, no todo está perdido. Esta COP está siendo el escenario de impresionantes avances tecnológicos del mundo privado, que pueden reducir significativamente las emisiones de GEI y ralentizar el calentamiento global. Se han desarrollado herramientas de monitoreo e identificación de emisiones que permiten una mitigación más eficaz, los aportes filantrópicos para combatir las emisiones de metano han alcanzado cifras históricas y múltiples compañías están demostrando un compromiso auténtico para financiar y ejecutar soluciones climáticass. Así, el principal aporte de esta COP podría ser la certeza de que ya no es posible pretender que la política sea la única responsable de la solución, sino que son la sociedad civil y el mundo privado los que tienen la mayor posibilidad (y responsabilidad) de ejecutar acciones significativas.
Esto no es solo una imposición moral; es también una gran posibilidad de negocios y crecimiento para diversos sectores económicos. Analistas coinciden que el cambio climático demandará acciones de mitigación y adaptación que generarán necesidades y oportunidades en infraestructura pública, salud, agricultura, transporte, seguros y banca, entre otros.
En la actualidad, existen interesantes posibilidades de “financiamiento verde”, que entregan mejores condiciones si hay prácticas corporativas sustentables. Además, la adopción de este tipo comportamiento puede traer beneficios en eficiencia y reputación corporativa.
Es claro que Chile requiere una profunda reforma en el sistema permisivo que posibilite el desarrollo de este tipo de iniciativas, pero es también imprescindible convencer al sector privado sobre el papel que le cabe. La empresa tiene la responsabilidad de actuar frente a la volatilidad política y estaría perdiendo una oportunidad de crecimiento única si no lo hace. Hay que actuar, antes de que sea demasiado tarde.