Ambos países nacieron al calor de la lucha contra el colonialismo. Crecieron con tradiciones propias, pero estrechamente relacionados. En el siglo XX se inició una persistente migración colombiana hacia Venezuela. La bonanza petrolera abría posibilidades. Fueron, muchos se quedaron y muchos se nacionalizaron, el voto colombiano en la interna venezolana no es menor.
En los últimos años, la historia instaló en cada país liderazgos muy diferentes. El presidente Uribe (2002- 2008) basó su gestión en la seguridad y una lucha frontal contra las FARC. En Venezuela, producto del colapso del sistema bipartidario pre existente, surgió la figura de Hugo Chávez Frías.
En su proyección regional los intereses fueron diversos. Uribe intentó llevar su combate a la guerrilla más allá de sus fronteras, en términos conceptuales, políticos e incluso militares. Chávez, a su vez, impulsó la idea “bolivariana” a todo lo largo del hemisferio.
Eso era en política, porque en cuanto a comercio la relación iba viento en popa. En los primeros años del siglo XXI, Venezuela era el segundo socio comercial de Colombia, después de Estados Unidos. La balanza comercial bordeaba los
US$ 6.000 millones. Autos colombianos, electrodomésticos, calzado y una infinidad de artículos pasaban hacia Venezuela y desde allí se replicaba con petróleo, bencina, a precios impensados en Chile.
En marzo de 2008, producto del bombardeo colombiano a un campamento guerrillero en Ecuador se rompieron las relaciones, y con ello el comercio se afectó. En 2010 la balanza apenas alcanzaba los
US$ 1.700 millones. Venezuela se retiró de la CAN, con lo cual el arancel cero que regía se acabó. Los pagos a los exportadores colombianos se redujeron y productos brasileños y argentinos concurrieron rápidamente a sustituir a los colombianos.
O sea, pese a existir excelentes relaciones económicas, la política terminó por dañar la relación.
Pero el ascenso del presidente Santos al poder ha creado una nueva dinámica. Se reestablecieron las relaciones, se avanza en un acuerdo comercial especial, se espera que la balanza este año ascienda a unos US$ 3.000 millones. Los pagos se han regularizado. Ojo, también se activó un fuerte contrabando de bencina y de alimentos subsidiados en Venezuela.
Mas nuevamente la política mete su cola. Hace pocos días, el ex presidente Uribe declaró que frente a la presencia de campamentos guerrilleros en Venezuela “le faltó tiempo” aludiendo a una acción similar a la que aplicó en Ecuador. Chávez respondió: “No le faltó tiempo, le faltaron cojones”. Agreguemos que todo esto ocurre en medio de la campaña presidencial.
En suma, hay excelentes e históricas condiciones para una relación mutuamente beneficiosa, nada más que las diferencias políticas afectan al intercambio. Por eso el sabio principio que las relaciones diplomáticas deben manjearse ajenas a la contingencia, y el estricto respeto a la autodeterminación siempre ayudan a una sana convivencia.