Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

China, ¿la nueva Libia?

Hace unos días, y frente a los acontecimientos de Egipto, Túnez y Libia, surgió el natural debate de si China seguiría el mismo camino, y abriría sus puertas a la democracia. Lamentablemente la respuesta, por el momento, parece ser negativa.

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 6 de abril de 2011 a las 05:00 hrs.

Hace unos días, y frente a los acontecimientos de Egipto, Túnez y Libia, surgió el natural debate de si China seguiría el mismo camino, y abriría sus puertas a la democracia. Lamentablemente la respuesta, por el momento, parece ser negativa.



Francis Fukuyama -académico de Stanford, autor de “El fin de la historia”- ha señalado que las revoluciones se producen por el descontento de la clase media de un país. Son esos grupos, al ver truncadas sus aspiraciones políticas y económicas, los que reaccionan en contra de los regímenes autoritarios. Y ese es precisamente el problema; en China la clase media, que según Fukuyama supera por sí sola a toda la población de USA, se ha visto beneficiada por el crecimiento económico que hace que hoy sea la segunda economía a nivel mundial. La clase media, supuestamente en el origen de las revoluciones, ha permitido que su libertad esté limitada a cambio de su bienestar económico, aunque ello pueda resultar paradójico.

Asimismo, la riqueza se ha distribuido de manera muy desigual, manteniendo a millones de personas de zonas rurales en la extrema pobreza. Además, la mayoría de los servicios de Internet están bloqueados, y existe un aparato organizado de poder mayor que el de Medio Oriente. Por si esto fuera poco, China se ha beneficiado de la complacencia de los países occidentales, que prefieren evitar roces mientras sus intercambios comerciales funcionen, haciendo vista gorda a las violaciones de los derechos humanos. Y aunque para Fukuyama no parezca haber solución en el corto plazo, Guy Sorman -en su libro “China; El imperio de las mentiras”- no opina igual. Este, que vivió un año en China, cree que la economía de ese país sigue un modelo insostenible basado en mano de obra barata, en la represión de movimientos políticos adversos y en la propaganda extrema.

Y si la burbuja China explota y la clase media deja de percibir sus beneficios, la situación sería crítica para el régimen. Y aquí, Fukuyama y Sorman coinciden: el crecimiento económico chino es insostenible a través del modelo actual. Y cuando la economía entre en crisis, el régimen también lo hará. Fukuyama ya se equivocó una vez vaticinando el fin de la historia. Veremos cómo le va en esto.

Te recomendamos