Chile y la globalización, ¿fin de un ciclo, reordenamiento o nueva etapa?
Jorge O’Ryan Director Desarrollo Internacional Centro de InnovaciónUC, ex Director General ProChile y ex Embajador en Alemania.
El 2018 se inicia un cambio en el mundo y el comercio internacional: guerra comercial entre China y USA, el Covid, Brexit, los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, inflación mundial y creación de un mundo bipolar: Oriente y Occidente. Esos profundos cambios geopolíticos y económicos se agudizan con la nueva política exterior del Presidente Trump mediante la imposición de aranceles a México, Canadá, Colombia (y pronto a la Unión Europea), además de China, así como la posición sobre Groenlandia y el Canal de Panamá, la Franja de Gaza y la eliminación de programas de ayuda internacional, pero también a Ucrania a cambio de un Acuerdo que ofrezca garantías sobre sus tierras raras.
Podemos apreciar que la nueva política internacional y comercial americana se fundamenta que sus alianzas estarán determinadas por intereses propios. Veníamos de décadas con menos barreras y estabilidad, y ahora habrá un mayor proteccionismo, pero no será el fin de la globalización porque las economías seguirán conectadas en lo comercial, financiero y tecnológico. Lo cierto es que quienes no reconozcan esta transformación y continúen operando bajo las reglas de un mundo que ha cambiado quedarán rezagados en la historia.
“Nuestro desafío radica en adaptarse a esta nueva realidad y debemos negociar desde una posición independiente”.
¿Chile está preparado para este nuevo escenario? Nuestro desafío radica en adaptarse a esta nueva realidad y debemos negociar desde una posición independiente. Es positivo el anuncio del Canciller Van Klaveren sobre una mesa de trabajo por un posible aumento de aranceles al cobre. Sin embargo, es insuficiente, toda vez que solo hay representantes del gobierno y no puede estar ausente la Sonami, que agrupa a 130 empresas con el 70% de la producción de cobre. Además, el problema es mucho mayor, considerando que el comercio internacional de Chile asciende aproximadamente al 65% de su PIB, genera millones de empleos, miles de empresas dependen de él, las inversiones extranjeras, y recaudación de impuestos para potenciar políticas públicas. Por lo tanto, la mesa de trabajo debe expandirse a la agricultura, servicios, alimentos, industria forestal, entre otros, con presencia del Estado, pero con el fuerte apoyo de sus asociaciones gremiales.
En este nuevo escenario, a Estados Unidos tenemos mucho que ofrecer y establecer una relación en el largo plazo -balanza comerciales favorable a ellos, y en temas relevantes como nearshoring, hidrógeno verde, energías limpias, alimentos y productos mineros, donde no son autosuficientes, inversiones en puertos de Valparaíso y San Antonio, en servicios, innovación y tantas otras áreas.
Asimismo, ante la debilidad del multilateralismo por su incapacidad de llegar a acuerdos, Chile debe potenciar -con una estrategia clara y definida desde Cancillería- su liderazgo en la Alianza del Pacífico (octava economía del mundo), APEC (21 economías que incluye a USA, China y Rusia), Asean, pero también con Medio Oriente e India.
Los liderazgos se proyectan no solo por sustentar un cargo temporal, sino por la visión del líder, su capacidad y credibilidad porque aún hay tiempo para generar esta visión de futuro compartida y sin diferencias políticas ¡¡Chile se lo merece!!