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Beneficios de la digitalización de los pagos

ENRIQUE MARSHALL Director PROGRAMA MBMF PUCV, exvicepresidente del Banco Central

Por: ENRIQUE MARSHALL | Publicado: Miércoles 14 de agosto de 2024 a las 04:00 hrs.
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ENRIQUE MARSHALL

La digitalización de los pagos conlleva enormes beneficios, percibidos, en parte, por los bancos u otros intermediarios financieros del ecosistema transaccional y, en parte, por sus clientes, empresas y hogares.

Quisiera detenerme, en esta columna, en los efectos económicos que ha traído consigo la sustitución del cheque por pagos electrónicos, que ha sido un proceso particularmente significativo en la última década. En efecto, en 2013, los cheques presentados a cobro llegaban a una cifra anual del orden de 200 millones de unidades.  Once años después, ese mismo registro se había reducido a 30 millones.

En 2013, los cheques presentados a cobro ascendían a 200 millones de unidades anuales. En 2024, el registro se redujo a 30 millones.

Entre tanto, las trasferencias bancarias y los pagos con tarjetas de débito aumentaron en una cifra del orden de 6.000 millones al año. Esto implica que los pagos electrónicos permitieron reducir no solo el volumen de cheques, sino también una fracción relevante de las transacciones que se estaban haciendo con efectivo.

Los beneficios de los medios digitales son claros. Por el lado de los bancos, estos se ven enfrentados a menores costos operacionales. Por el de los clientes, está el ahorro de tiempo y de traslado hacia las oficinas bancarias, la disponibilidad 24/7, la integración con otras plataformas digitales de uso habitual, y la trazabilidad de las operaciones.

Desde la perspectiva del interés público, la digitalización favorece la inclusión financiera, resulta amistosa con la sustentabilidad porque reduce el uso de papel, y limita la utilización del ecosistema por parte del crimen organizado.

No es fácil expresar todos estos beneficios en dinero contante y sonante. Por ejemplo, la sustitución del efectivo por pagos electrónicos tiene varias aristas porque involucra a múltiples actores, incluido el Banco Central, que es el proveedor último de los billetes y monedas.

Sin embargo, los gananciales de eficiencia del reemplazo de un cheque por un pago digital, sí se puede estimar, por lo menos, en su orden de magnitud. Existen varios estudios sobre los costos unitarios de una transacción, según el instrumento utilizado, para economías avanzadas.

Sobre esa base, se puede calcular el costo de un cheque en alrededor de US$ 2 para el banco y en una suma similar para el cliente. Una transacción electrónica, en cambio, se puede considerar en alrededor de US$ 0,5. Así, la sustitución de uno por otro tendría un beneficio neto del orden de US$ 3,5.

Si aplicamos esa suma a la reducción total de los cheques ocurridas en la última década, tenemos un ganancial por eficiencia o productividad del orden de casi US$ 600 millones anuales. Es una cifra más que respetable, considerando que representa solo una fracción de los beneficios asociados a la digitalización en sus distintas dimensiones. Bien vale, entonces, seguir impulsando este proceso.

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