Banco Central, autonomía a toda Costa
Rodrigo Montero Decano Facultad de Administración y Negocios, Universidad Autónoma
Más allá del acierto que significa la nominación de Rosanna Costa a la cabeza del Banco Central, nuevamente queda en evidencia la enorme importancia que tiene esta institución para una buena marcha de nuestra economía. En efecto, la evidencia empírica muestra que el modelo bajo el cual funciona ha sido tremendamente exitoso. Y uno de los elementos clave de este diseño es sin lugar a dudas su autonomía, lo que garantiza que las decisiones que se tomen en su interior promuevan en primer término la estabilidad de precios. De esta manera, durante los últimos 40 años, nuestra economía, con el Banco Central a la cabeza ha sido capaz de derrotar a la inflación. Esto no es algo que esté garantizado para el futuro, y por ende se debe cuidar.
Es importante recordar este punto, toda vez que al interior de la Convención Constitucional hay ideas sobre la mesa que buscan modernizar a este prestigioso organismo (si ha funcionado tan bien, ¿por qué innovar?). Así hasta ahora el debate se ha centrado en establecer una suerte de paridad de género al interior del consejo, nuevas variables a considerar para la toma de decisiones (¡como si velar por la estabilidad de precios no fuera de por sí un objetivo ambicioso!) , y la elección de los nuevos consejeros.
Es bien sabido que este será un año muy desafiante. Para nadie es un misterio que los objetivos de Hacienda y el ente rector muchas veces van en direcciones opuestas (en el corto plazo, la muy famosa curva de Phillips nos muestra que desempleo e inflación se mueven en direcciones contrarias). Así las cosas, mientras que la política fiscal persigue dinamizar el crecimiento y fomentar el empleo, la autoridad monetaria (según su ley orgánica) busca asegurar la estabilidad de precios, lo que en ocasiones significa quitarle dinamismo a la economía, y al empleo en consecuencia .
Esta tensión estará presente más que nunca este año. Por una parte, una política monetaria que buscar poner el freno de mano a una economía sobrecalentada (con una TPM que podría llegar al 6,5%), y por otro, una autoridad fiscal que necesita consolidar la recuperación del empleo. Tan importante ha sido el endurecimiento de la política monetaria -que comenzó cuando Mario Marcel estaba a la cabeza del ente rector-, que hay una posibilidad cierta de que la economía experimente una recesión técnica durante el segundo semestre.
Por cierto, la autonomía del Banco Central en el modelo actual se da en conjunto con una coordinación cercana con la política fiscal. Así, el ministro de Hacienda, oa quien este designado, participa de las reuniones del Consejo de Política Monetaria con derecho a voz, pero no a voto. Esto es muy necesario, dado el contexto institucional y los objetivos que cada uno persigue. Esta coordinación clave será este año para lograr, por una parte, un aterrizaje suave de la economía, y por otra, un control efectivo (y urgente) de la inflación.