La hora de lo inevitable
Por tres años insistí que la recuperación económica era una ilusión, que el intervencionismo estatal y la morfina monetaria iban a terminar en un colapso aun mayor y que el precio del oro se dispararía...
- T+
- T-
Axel Kaiser
Por tres años insistí que la recuperación económica era una ilusión, que el intervencionismo estatal y la morfina monetaria iban a terminar en un colapso aun mayor y que el precio del oro se dispararía. ¡Pero Kaiser, qué sabes tú si todos esos PhD de Harvard nos dicen que lo peor pasó, que el genio Bernanke tiene todo bajo control y que los líderes mundiales jamás dejarán que ocurra un colapso mayor! Así respondían muchos ante advertencias fundadas en las enseñanzas de la tradición económica más antigua y a la vez más ignorada de Occidente: la escuela austríaca de economía. Mientras los economistas del mainstream, expertos en fórmulas matemáticas desconectadas de la realidad, defendían el virtuosismo del estímulo fiscal, del multiplicador y de las políticas contracíclicas, los austríacos alertaban que la crisis de 2008 había sido nada más que la obertura de toda una ópera por venir.
Lo que hemos visto la última semana es apenas la prueba de los instrumentos antes de que empiece a tocar la orquesta. En otras palabras, la situación será mucho peor. Pues en lugar de reconocer que es necesario permitir la depuración de la economía de la orgía de crédito, consumo y endeudamiento, los políticos y banqueros centrales han salido a combatir la recesión generando distorsiones aun más devastadoras.
Que los líderes del G7 se reúnan a analizar acciones conjuntas debiera aterrorizarlo aun más estimado lector. Ya ve lo que están haciendo: el BCE comenzó a comprar bonos italianos y españoles, el fondo de rescate europeo posiblemente será aumentado y la Fed prepara su tercera inyección de morfina para un cadáver en los últimos estertores antes del colapso por sobredosis. Y es que los políticos, afirmó Joseph Schumpeter, son como malos jinetes: están tan preocupados por aferrarse a su montura que ni saben ni les interesa hacia donde van. ¿Cómo van a poder arreglar este tipo de personajes el desastre actual? Es más bien al revés: el hecho de que los políticos decidan intervenir es una garantía de que todo va a terminar muy mal. Los economistas del mainstream, por cierto, no lo ven así. Formados en tradiciones económicas intervencionistas que trazan una división absoluta entre la macro y la micro -totalmente artificial claro está- creen que los gobiernos y bancos centrales pueden estabilizar el sistema imprimiendo dinero y endeudándose todavía más. Por eso salen a apoyar disparates como el bono europeo. Es que, aunque usted no lo crea estimado lector, muchos de estos economistas son ciegos a la realidad económica. Nassim Taleb los llama “sabios idiotas“. El sabio idiota -entre los que Taleb incluye a varios Nobel- se caracterizaría por combinar notables habilidades técnicas con una total ausencia de entendimiento.
Lo que viene es una catástrofe tal vez sin precedentes en la historia mundial. Pues no le quepa duda estimado lector, de que Carl Menger tenía razón cuando dijo que las leyes de la economía siempre terminan imponiéndose frente al inepto poder político.