Acción global para una recuperación global
La economía global ha entrado en una fase nueva y peligrosa. Existe un camino a una recuperación sostenida...
La economía global ha entrado en una fase nueva y peligrosa. Existe un camino a una recuperación sostenida, pero se está volviendo cada vez más estrecho. Para recorrerlo, necesitamos una fuerte voluntad política en todo el mundo: liderazgo más que toma de riesgos, cooperación más que competencia, y acción más que reacción.
Uno de los principales problemas hoy es que existe demasiada deuda en el sistema financiero mundial entre los países soberanos, los bancos y hogares, y especialmente en las economías avanzadas, lo que está haciendo mella en la confianza y poniendo freno al gasto, la inversión y la creación de empleos. Estos países se enfrentan a una recuperación débil y llena de baches, con un nivel de desempleo inaceptablemente alto. La crisis de la deuda de la eurozona ha empeorado, y las tensiones financieras van en aumento. La indecisión política en algunos sectores está empeorando las cosas. Las tensiones sociales que bullen bajo la superficie podrían añadir más combustible a la crisis de confianza.
En estas circunstancias, necesitamos una acción colectiva para la recuperación global a lo largo de cuatro líneas de acción principales: reparación, reforma, reajuste y reconstrucción.
En primer lugar, reparar. Antes que todo, es preciso aliviar algunas de las presiones sobre el balance de los países soberanos, los hogares, y los bancos, que arriesgan sofocar la recuperación. Los países avanzados necesitan planes de mediano plazo creíbles para estabilizar y reducir la deuda pública
Sin embargo, una consolidación demasiado rápida puede dañar la recuperación y empeorar las perspectivas de empleo. Hay una solución. Las medidas creíbles que generen ahorro y le den solidez en el mediano plazo ayudarán a crear espacio para el crecimiento de hoy, al permitir un ritmo más lento de consolidación. Por supuesto, el camino preciso es diferente para cada país.
Con respecto a EEUU, saludo las recientes propuestas del presidente Obama para abordar el crecimiento y el empleo, acciones como programas más proactivos de reducción de las deudas principales o ayudar a los propietarios a aprovechar las bajas tasas de interés. En Europa, los países soberanos deben abordar con firmeza sus problemas de financiación a través de una consolidación fiscal creíble. Además, para apoyar el crecimiento, los bancos deben tener suficientes reservas de capital.
El segundo aspecto que abordar es la reforma, con el sector financiero como gran prioridad. En el lado positivo, tenemos un amplio acuerdo sobre el capital de mayor calidad y normas de liquidez con procedimientos de introducción apropiados. Pero sigue habiendo brechas considerables que se deben abordar a través de la cooperación internacional con el fin de evitar arbitrajes regulatorios. También quisiera incluir la dimensión social bajo la bandera de la reforma, en particular la necesidad de identificar y fomentar fuentes de crecimiento capaz de generar suficientes puestos de trabajo. Esto es especialmente importante para los jóvenes.
El tercer objetivo de la acción colectiva, el reequilibrio, tiene dos significados. En primer lugar, implica pasar de nuevo la demanda al sector privado cuando esté lo suficientemente fuerte como para hacerse cargo de ella, lo que no ha sucedido todavía. Reequilibrio también implica un cambio global de la demanda desde los países con déficits externos a aquellos que cuentan con grandes excedentes de cuenta corriente. Con la reducción del gasto y un mayor ahorro en las economías avanzadas, los principales mercados emergentes deben tomar el relevo y comenzar a proporcionar la demanda necesaria para impulsar la recuperación mundial. Sin embargo, este nuevo equilibrio no ha sucedido al ritmo suficiente y, si las economías avanzadas sucumben a la recesión, nadie escapará.
El imperativo de la cuarta política es la reconstrucción. Muchos países, incluidos aquellos con bajos niveles de ingresos, necesitan reconstruir sus defensas económicas -por ejemplo, mediante el fortalecimiento de sus posiciones fiscales- para protegerse de futuras tormentas. Esto también ayudará a proporcionar el espacio para la inversión pública que dé pie al crecimiento y a importantes redes de seguridad social.
En estas circunstancias, el FMI se encuentra en una posición única para promover la acción colectiva. Nuestro asesoramiento puede ayudar a arrojar luz sobre los apremiantes problemas de la actualidad: el crecimiento, las vulnerabilidades de base y la interconexión. Nuestros préstamos pueden ofrecer un respiro para los países en dificultades. Y, mirando más allá del horizonte de crisis, el Fondo puede ayudar a construir un sistema financiero internacional más seguro y estable.
No es el momento para medidas a medias o que sólo permitan salir del paso. Si aprovechamos la oportunidad, podremos recorrer el camino de salida de esta crisis y restablecer un crecimiento mundial sólido, sostenible y equilibrado. Pero tenemos que actuar con rapidez y en conjunto.
Copyright: Project Syndicate, 2011