A una década desde que cambió el mundo financiero
La última década el mundo ha vivido cambios sustanciales. No sólo en la forma de enfrentar la cotidianeidad, especialmente en EEUU tras los atentados a las Torres Gemelas, sino además en los paradigmas económicos y el quehacer financiero luego de la crisis subprime que tuvo en vilo al mundo entero.
La última década el mundo ha vivido cambios sustanciales. No sólo en la forma de enfrentar la cotidianeidad, especialmente en EEUU tras los atentados a las Torres Gemelas, sino además en los paradigmas económicos y el quehacer financiero luego de la crisis subprime que tuvo en vilo al mundo entero.
Y es que a diez años desde que ocurrió el atentado a los símbolos de la economía y la defensa de EEUU, hoy los análisis son contundentes. No sólo significó un antes y un después en su política exterior de y su guerra contra el terrorismo, sino que dejó al descubierto otras situaciones, como por ejemplo la forma en que se financian los grupos extremistas.
Se han conocido las formas cómo obtenían los recursos los grupos como Al Qaeda, entre las que están el lavado de activos, fondos de propiedad de los extremistas, giro de dinero o títulos valores, instrumentos negociables al portador y las “ventas cortas de acciones”.
Estas últimas operaciones han causado mucha polémica en Europa. Bélgica, Francia, Italia y España prohibieron las ventas cortas de algunos títulos financieros por un tiempo determinado, en un intento de devolver la confianza a un mercado temeroso y limitar las ganancias que pueden lograrse propagando rumores falsos.
Por otro lado, muchos se preguntan si la crisis hipotecaria de 2008 habría sido distinta si es que EEUU no hubiera estado liderando dos guerras. El costo de financiarlas generó una pesada carga fiscal que la administración de Obama aún arrastra y llevaron a que hubieran menos recursos disponibles para el paquete de rescate financiero de 2009 y también para estimular la creación del empleo. De hecho, los planes de rescate no hicieron otra cosa que aumentar el déficit y la deuda de la economía más grande del mundo.
Y si bien los gastos de guerra son, por lo general, un estímulo a la economía, cuando son financiados con déficit y endeudamiento, las ventajas no compensan los costos. De ahí que los atentados comenzaron a deteriorar la supremacía e influencia de EEUU en el sistema financiero internacional pues generaron un clima de inestabilidad internacional que obligó a los principales bancos centrales del mundo a situar las tasas de interés a niveles inusualmente bajos para reactivar el consumo y la producción a través del crédito, dando lugar a la aparición de una gran burbuja inmobiliaria fundamentada en una enorme liquidez.
Es así como posteriormente la crisis hipotecaria se expandió por todos los mercados mundiales ocasionando una recesión en las principales economías, y llevando a la quiebra a empresas y bancos.
El atentado de septiembre de 2001 no sólo marcó a todo el mundo, sino que generó las condiciones para que la burbuja hipotecaria estallara y originara la debacle financiera, dejando de manifiesto la necesidad de replantear el rol que debe desempeñar el sistema financiero internacional, las estructuras regulatorias de los mercados financieros y hasta el modelo capitalista de libre mercado.
El “laissez-faire” (dejad hacer, dejad pasar) de los mercados en décadas nos está pasando la cuenta y nos pone en una disyuntiva: ¿Hasta cuándo soportará el modelo?