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Columnistas

Sobre el efecto cobra y la reforma de pensiones

MARCELO VILLENA, PhD, Director Departamento de Ingeniería Comercial, USM.

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 3 de febrero de 2025 a las 04:00 hrs.

En economía, las consecuencias no deseadas de una política pública, con incentivos mal diseñados, se conocen como «efecto cobra», y tienen su origen en una historia real y muy ilustrativa. Durante el Raj británico, período del gobierno colonial que el Imperio británico impuso en India entre 1858 y 1947, las autoridades de Delhi se enfrentaron con una plaga de cobras venenosas, y en un esfuerzo por reducir su número, ofrecieron recompensas por cada cobra venenosa muerta. Aunque al principio fue eficaz, la estrategia fracasó cuando algunos emprendedores empezaron a criar cobras para cobrar la recompensa. Cuando el Gobierno se enteró y suspendió el programa, los criadores liberaron a sus serpientes cautivas, lo que acabó aumentando la población de cobras salvajes en lugar de reducirlas.

“Nadie niega las buenas intenciones de estas políticas, pero los efectos adversos que provocan en los sectores más vulnerables son innegables”.

¿Qué pasaría si como profesor una vez comenzado el curso les aviso a los alumnos que todos tienen nota final 5,0? Quizás mi intención es loable, que los estudiantes no se estresen, pero el resultado puede ser contraproducente. Primero, se corre el riesgo de que los alumnos que no deberían pasar el curso pasen. Siendo displicente y práctico este riesgo siempre está latente. El problema con esta política es otro mucho más grave, es que los mejores estudiantes no estudien y no aprendan, lo que se traduciría a la larga en un país más pobre.

Lamentablemente ejemplos del efecto cobra en Chile tenemos muchos en la última década. Cuando se baja la edad de imputabilidad a menores infractores, se advirtió que esto podría incentivar a que las bandas usaran a los menores para delinquir. Adivine lo que pasó.

El “efecto cobra” en la economía se aprecia con claridad en el tema de las pensiones. Por un lado, si establezco una pensión mínima garantizada elevada, estoy creando un incentivo para que quienes ganan salarios bajos dejen de cotizar e, incluso, se mantengan o pasen a la informalidad. También se generan incentivos perversos a los cotizantes que trabajando toda su vida y reciben una pensión poco mayor que la PGU.

Mi recomendación fue aprobar la reforma, pero exigir a los beneficiarios un número mínimo de años cotizados en su fondo de pensión. Por ejemplo, en España, para poder tener acceso a una pensión de jubilación es necesario haber cotizado al menos 15 años. Sin embargo, con 15 años, el cotizante sólo tendrá derecho a cobrar el 50% de la pensión, debiendo cotizar a lo menos 35 años para acceder al 100% de la misma. Esta regla fomenta el trabajo formal y premia a los que trabajan más. Ojo que el principal mérito del sistema de pensiones chileno, no es que no impone presión fiscal al Estado, sino que da incentivos dinámicos a los trabajadores a imponer lo máximo que pueden, ¡a ir por el 7%! Lo riesgoso de la actual reforma de pensiones NO es el mayor riesgo fiscal, si no que el efecto cobra…

Nadie niega las buenas intenciones de estas políticas, pero los efectos adversos que provocan en los sectores más vulnerables son innegables. Es necesario siempre explicitar no sólo los puntos positivos de una política, sino también los efectos no deseados.

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