¿Llega la recesión?
AXEL CHRISTENSEN director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
- T+
- T-
AXEL CHRISTENSEN
Hemos argumentado durante un tiempo que la economía global está entrando en un nuevo régimen macro. Los banqueros centrales reunidos en el reciente foro de Jackson Hole en EEUU comenzaron a reconocer esta realidad. Sin embargo, pareciera que no advierten sus implicaciones económicas, dada la presión que enfrentan para frenar la inflación, y que no pretenden -por ahora- manejar la fuerte disyuntiva entre inflación y crecimiento. Este es un problema grave, mientras lleve a los bancos centrales, en su afán de que la inflación vuelva a sus objetivos, a provocar una recesión y, al mismo tiempo, son malas noticias para los activos de riesgo -como las acciones- en el corto plazo.
“Creemos que los mercados están subestimando una vez más la persistencia de una inflación más alta”.
¿Llega una recesión a EEUU? Todo indicaría que puede volverse una realidad a principios del próximo año. La Reserva Federal dejó muy claro en Jackson Hole que por ahora no tienen intención de dar marcha atrás en su ciclo de alzas de tasas de interés. El problema es que estas subidas no resolverán el mayor factor para explicar la alta inflación: los problemas de oferta. La única forma para que la inflación baje rápidamente es subiendo las tasas lo suficiente como para obligar a la demanda a bajar cerca de 2%, al nivel en que se equilibre a la oferta, considerando los problemas de suministro. Pero ello conlleva un gran costo económico, sobre todo en el mercado laboral: cerca de 3 millones de personas más estarían desempleadas para lograr tal objetivo.
Recién cuando los bancos centrales vean este impacto responderán dejando de subir las tasas y difícilmente lo harán antes. Sin embargo, para entonces será tarde para evitar una contracción económica y la disminución no será lo suficiente como para reducir la inflación a los objetivos. En el caso de EEUU, la inflación persistirá por algún tiempo cerca del 3%, algo por encima del objetivo de 2%.
El caso de Europa es una historia diferente; la recesión llegará antes allí dada la crisis energética. Las subidas de tasas del Banco Central Europeo (BCE) empujarán al euro a una recesión más profunda que en EEUU, ya hacia fines de año. Aunque el BCE seguirá aumentando las tasas durante el resto del 2022, es probable que se detenga antes y muy por debajo de las proyecciones del mercado cuando se enfrente a la gravedad de la recesión.
¿Qué significa todo esto para las inversiones? La principal conclusión: el nuevo régimen requiere ajustes más frecuentes en las carteras. El horizonte temporal también es clave. En el corto plazo, estamos subponderados en acciones de mercados desarrollados, dado el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas. A más largo plazo, estamos moderadamente sobreponderados en acciones.
Al mismo tiempo, estamos sobreponderados en bonos globales indexados a inflación global, ahora y aún más en el futuro. ¿Por qué? Creemos que los mercados están subestimando una vez más la persistencia de una inflación más alta. Llevamos todo el año argumentando que estamos en un nuevo régimen, de mayor volatilidad macroeconómica impulsada por restricciones de oferta que serán más persistentes. En el corto plazo, son causadas por interrupciones en el suministro por el Covid y la escasez de mano de obra. A largo plazo, las vemos presionadas por fuerzas estructurales, como una accidentada transición hacia emisiones de carbono netas cero y un nuevo rediseño de las cadenas de suministro globales en medio de tensiones geopolíticas.