VER MÁS
MARKET DATA
<%userdata?.email%>
Editar perfil
Salir
(Twitter)
Instagram
Facebook
LinkedIn
YouTube
TikTok
Alto contraste
Señor Director:
¿Por qué razón cuando un chileno postula a un trabajo, aparte de tener las ganas, debe someterse a una batería de pruebas sicológicas, académicas, demostrar habilidades para el cargo, presentar papel de antecedentes, informes comerciales, financieros, médicos y, por otra parte, cuando otro chileno es designado a un cargo público o se presenta de candidato casi le bastan las puras ganas? Se predica hasta la saciedad la igualdad de todos los chilenos, pero no se practica en absoluto por parte de nuestras autoridades.
Todas las personas deben demostrar su idoneidad a todo evento para ejercer en cargos públicos para evitarse bochornos y sobre todo que sus emolumentos son pagados por todos los chilenos, quienes se merecen respeto.
Luis Enrique Soler Milla
Señor Director:
Como muchos otros lectores me sorprendí el mes pasado cuando ví un artículo de Financial Times que mencionaba que Chile se encontraba dentro de los países emergentes “vulnerables” ante los retiros de estímulos de la Fed. Por lo mismo, aplaudí las sólidas respuestas del presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, y de destacados economistas nacionales que rebatieron el artículo argumentando elementos de peso que no fueron considerados en esa nota de prensa, como los fondos soberanos, el tipo de cambio flexible y la seriedad de la conducción de nuestro país. Es obvio que Chile es un país emergente y que tenemos muchas tareas por delante para alcanzar el desarrollo. Pero es cosa de mirar a nuestro vecino, Argentina, para entender las diferencias entre los distintos países emergentes. Los chilenos tenemos que sentirnos orgullosos de todo lo que han hecho nuestras autoridades en los distintos gobiernos y en el Banco Central, y que han permitido a nuestro país ser reconocidamente serio, sólido y próspero en la región.
FERNANDO MARTÍNEZ R.
Señor Director
La remodelación de nuestra principal plaza de la Región Metropolitana -me refiero a la Plaza de Armas de Santiago-, que es visitada día a día por miles de turistas extranjeros y nacionales impulsada por su alcaldesa, Carolina Tohá, es una muy loable y plausible iniciativa, que se traducirá en progreso y modernismo a nuestra capital y nos llenará de orgullo nacional. Desgraciadamente esta gran obra arquitectónica, que reportará un gasto cercano a los $ 3.000 millones a la Municipalidad de Santiago, se verá opacada por comerciantes ambulantes e individuos que pasan todo el día de ociosos amedrentando y molestando al público pidiéndoles cigarrillos o monedas. Las conductas que denuncio sin duda son una pésima imagen turística para nuestra kilómetro cero de Chile.
EDUARDO DEL CARMEN HERNÁNDEZ
