Señor Director:
El Desarrollo Sustentable apunta no sólo al resguardo de la naturaleza y sus recursos, como muchos creen, sino a que el crecimiento económico sea también equilibrado en las dimensiones social y ambiental, de modo sano y armonioso. No es sostenible que una economía avance si en su recorrido van quedando cabos sueltos, una naturaleza depredada y una población desencantada. Saber qué camino tomar es, sin duda, una decisión política.
A quienes guiamos nuestro trabajo por esta mirada integral, nos gustaría conocer las propuestas programáticas de los candidatos presidenciales en esta línea. Sin embargo, pareciera ser que prevalece la visión de que existen problemas económicos, sociales y medioambientales separados, en circunstancias de que prácticamente se trata de de escenarios indivisibles.
También creemos que un aprendizaje importante de la gestión sustentable trasladable a la política es la capacidad de escuchar a los grupos de interés: la nuestra es una sociedad madura que tiene interés en participar, en ser oída y que sus inquietudes sean respetadas y acogidas. Con esta motivación, abordaremos estos temas en nuestro encuentro de RSE y Desarrollo Sustentable: “Vota sustentabilidad”, el próximo 22 de agosto.
Finalmente, como país, nos haría muy bien que los programas de gobierno salgan de la mirada exitista de los buenos promedios y que esa visión apuntara más hacia el largo plazo y hacia la integralidad en que estamos insertos.
Ignacio Larraechea
gerente general de Acción RSE
Señor Director:
En la edición del 12 de julio de Diario Financiero apareció una entrevista al sr. subsecretario de Energía, don Sergio del Campo, que se refería a retrasos en las obras de transmisión que amenazan déficit en el Sistema Interconectado Central (SIC). Las autoridades deliberadamente omiten referirse a la verdadera obstrucción interna que presenta el SIC, de la que ellas son directamente responsables, por la insuficiencia de capacidad de transmisión que se observa en la línea Charrúa (VIII Región)-Ancoa (VII Región), restricción que prácticamente lleva un decenio.
Esto ha encarecido artificialmente el costo energético en la zona central, la de mayor población y consumo, en cifras que a veces oscilan entre US$ 80 y US$ 100 por MWh, lo que es aberrante y absurdo, habida consideración de que al sur de Charrúa existe capacidad instalada de generación que permanece ociosa o trabajando a precios inferiores. Lo anterior, desde hace tiempo viene haciendo perder competitividad a la sufrida industria manufacturera nacional sin que nadie se inquiete por ello.
Adalberto Fernández
Señor Director:
Se anuncia una reforma para el Congreso, multando las inasistencias de los parlamentarios a las sesiones de sala, ya que hoy solo existe el deber de asistir, no hay sanciones. El senador y diputado existe porque la ciudadanía lo elige, otorgándole un mandato para que lo represente en el Congreso, por lo que éste se debe en un 100% a su elector, bajo los términos de sus postulados explicitados durante la campaña y de acuerdo a las líneas programáticas de su partido, pero hoy, una vez elegido el parlamentario con este “cheque en blanco” que le da la ciudadanía, no está sometido a ninguna fiscalización por parte de su “jefe”. Si se va a crear la norma, que se haga, pero en forma seria, no vulnerable a los típicos “vacios legales”.
La idea es que los parlamentarios sean medidos drásticamente como todos los esforzados chilenos cuando faltan a sus trabajos sin tener causas reales, de lo contrario todo quedará en el puro intento y mostrará que no todos los empleados responden de igual forma ante sus jefes en Chile.
Luis Enrique Soler