Señor Director:
Llaman la atención las declaraciones -aunque acotadas– de la presidenta electa. Siguiendo la línea de otros miembros de su equipo, recientemente en una entrevista televisiva optó por cuestionar directamente el manejo económico del actual gobierno, cuando aquello es de los aspectos transversalmente mejor evaluados por la opinión pública. Relevante es que prestigiosas instituciones mundiales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la OCDE han alabado en diversos informes el sólido manejo económico del gobierno del presidente Piñera. Mientras la próxima administración heredará una economía sólida, que recuperó su fortaleza y logró un crecimiento promedio en los últimos cuatro años de 5,4% (bastante superior al 1,6% que creció el mundo durante el mismo período), la saliente tuvo que lidiar en un comienzo con una economía en recesión y un terremoto, ni más ni menos.
No obstante lo anterior, la verdadera enseñanza tiene que ver con la forma en cómo se abordó en 2010 la situación, pues aquél escenario fue considerado por el presidente Piñera como una gran oportunidad para dar un giro y despertar, diferencia sideral respecto de las justificaciones anticipadas ante eventuales resultados mediocres que por estos días escuchamos.
Formas distintas de hacerse cargo de los temas, formas distintas de gobernar.
Felipe De Larraechea M.
Señor Director:
Es una lástima que a pocas horas de asumir el gobierno de la Nueva Mayoría, estemos en presencia de un lenguaje que no le hace bien a la unidad del país.
Futuros ministros, parlamentarios de la Nueva Mayoría, Ediles, opinólogos afines al nuevo régimen y en general, cualquiera a quien se le haya solicitado emitir una opinión sobre el gobierno saliente, lo han hecho en un lenguaje que suena más bien a campaña presidencial que al que debiera surgir de un gobierno que está por instalarse.
Todo lo que el gobierno saliente haya realizado, comunicado o inaugurado es sometido a toda suerte de ataques y críticas destinadas a minimizar los logros que la administración del presidente Sebastián Piñera haya logrado alcanzar. Por citar un ejemplo, en el caso de la reconstrucción, obra admirada y reconocida internacionalmente, se han escuchado juicios que apuntan a restar este gran logro, diciendo que si bien se consiguió construir las viviendas, esto no es suficiente, porque el gobierno no hizo desarrollo humano y por lo tanto la reconstrucción no se puede considerar exitosa. Y así como este, hay múltiples ejemplos.
Cualquier gobierno, del signo que sea, tiene éxitos y fracasos; tiene luces y por cierto sombras. La Nueva Mayoría ya ganó las elecciones, por lo que resulta imprescindible para el país, que en lugar de imponer un lenguaje de acerba crítica, cercano a la ironía, orientado a menguar todo lo hecho en los últimos cuatro años, utilice uno que aporte a la unidad y a la sana convivencia. Negando mezquinamente cualquier logro del gobierno de la Coalición por el Cambio solo va a promover la confrontación, por lo que por el bien del país, sería oportuno que esto no siga ocurriendo.
Jaime Jankelevich W.
Señor Director:
Un gran aplauso para el gobierno saliente, sin duda, realizó una excelente gestión. Un gran abucheo para los partidos de la Alianza, en estos cuatros años fueron un desastre y no estuvieron, ni por cerca, a la altura de las históricas circunstancias.
(PS: que graben en bronce en los portales de sus sedes partidarias:”jámas antepondrás los intereses del partido a los intereses de tu país”).
Gabriel Guiloff