Señor Director:
Es lamentable tener la impresión de que muchas cosas no andan bien en Valparaíso. Ya es conocida la noticia de la rotura de una matriz de agua en Ramaditas, que dejó damnificados y un alto riesgo de enfermedades e infecciones como por ejemplo hepatitis, pero eso no es lo más malo del puerto. A lo anterior debemos sumar que la ciudad tiene construcciones informales que se empinan en los cerros y que corren a diario el riesgo de incendio y derrumbe. Los barrios patrimoniales tampoco están ajenos a los peligros, son varios los edificios que tienen las cornisas en pésimo estado siendo una alerta latente para los peatones, en tanto, otras zonas son cuevas para delincuentes y vagabundos, y para qué hablar de la sobrepoblación de perros vagos y la suciedad de las calles.
Mencionados todos esos aspectos negativos surge la pregunta ¿Cómo es posible que una ciudad con tanto potencial cultural y turístico esté en esas condiciones? No hay que olvidar que hace diez años, exactamente el 2 de julio de 2003, la UNESCO nombró a Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad. Un título que enorgulleció a Chile y que puso a la ciudad puerto en el mapa internacional de los mejores destinos turísticos.
Una ciudad turística no sobrevive sólo de lo pintoresco de su arquitectura o lo bello de su paisaje, se necesita un organismo y personal idóneo y comprometido para trabajar en la mantención de la ciudad, en buscar nuevos sitios turísticos y en hacer de este puerto una ciudad bonita y atractiva por completo, es decir, desde el plan hasta el último y más alejado cerro. Además hay que pedir de manera enérgica la colaboración de los ciudadanos. A ellos se debería educar sobre lo que significa vivir en una ciudad patrimonio de la cultura y recalcarles lo importante de su participación en el cuidado y preservación de Valparaíso.
Marcelo Lucero Yañez
Director Escuela de Construcción y Obras Civiles de AIEP
Señor Director:
Cuando asumimos el desafío de aumentar la disponibilidad hídrica en el norte nos encontramos con la necesidad de adaptarnos de la mejor manera posible al cambio climático, a un aumento de las temperaturas y una disminución de las precipitaciones.
A este fenómeno se suman diversos problemas como la mala calidad de agua en el extremo norte, donde el agua del río Lluta presenta una gran contaminación por boro. Otra dificultad es el sobreotorgamiento de Derechos de Aprovechamiento de Aguas (DAA) que se realizó durante años anteriores en Atacama, lo que permite la extracción de casi 20 mil litros por segundo en circunstancias en que los acuíferos tienen una recarga de unos 4 mil litros por segundo.
El Ministerio de Agricultura, a través de la Comisión Nacional de Riego (CNR), ha realizado diversas gestiones para enfrentar estas trabas. Es así como sólo durante el 2012 entregamos $ 258 millones en la región de Arica y Parinacota gracias a los concursos de la Ley Nº 18.450 de Fomento al Riego.
Hemos bonificado proyectos que permiten mejorar la calidad de aguas, contribuyendo a optimizar su uso en la agricultura, y ya estamos avanzando en un megaproyecto como el Entubamiento del Canal Azapa, que permitirá disminuir las pérdidas de agua en una estructura que supera los 42 kilómetros de extensión.
De igual modo, en Atacama, estamos apoyando obras que permitan disminuir las pérdidas del agua; dotamos de sistemas de telemetría a cerca del 50% de los pozos existentes en la única Comunidad de Aguas Subterráneas (CASUB) que hay en el país, mejorando la gestión en donde hubo un sobreotorgamiento de derechos, y estamos desarrollando programas de fortalecimiento para una adecuada gestión del recurso. Paralelamente, estamos en vías de conformar cuatro comunidades más en Copiapó.
Estamos realizando un enorme esfuerzo y tenemos consciencia de que aún hay mucho trabajo por hacer. Esperamos seguir avanzando en infraestructura hídrica y continuar mejorando la gestión del recurso junto a agricultores y regantes.
Felipe Martin
Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego (CNR)