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Cartas al Director

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Corrupción añeja


Señor Director:
Para rematar la semana pasada, el ahora ex contralor general de la República nos ha recordado que la corrupción llegó para quedarse, pero que por suerte tenemos instituciones para defendernos.
Notable es la interpretación que dan a estas palabras los distintos actores de nuestra sociedad. Uno, con respuesta de manual, indica que la lectura correcta debe ser que todos debemos preocuparnos de la corrupción; y otro, disgustado con estas declaraciones, subraya que en Chile el nivel de corrupción es bajo, a pesar que las declaraciones son de quien durante 8 años debió luchar contra la corrupción en el sistema público y que con toda seguridad vio, no solo como crecían las denuncias por casos graves, sino que luchó contra las presiones de los gobiernos de turno para que estos casos no perjudicaran "al sector" dando "razones de estado" para no perder en algún ranking internacional o ver rebajada nuestra categoría en Standard & Poor´s o Moody´s.

La Contraloría tiene como tareas principales velar por el correcto uso de los recursos fiscales, llevar la contabilidad de la nación y pronunciarse sobre la legalidad del proceder de los funcionarios públicos, entre otras funciones. Es decir todas las denuncias de malversación o fraude; de que los jefes han contratado parientes o amigos; o que las compras públicas han sido realizadas sin guardar los principios establecidos en las leyes, vía tratos directos, sin licitaciones y con sobreprecios, son asuntos que ven a diario, y que con toda seguridad en el último tiempo han aumentado significativamente, pero que vienen de mucho tiempo atrás.
Pero así como no me pareció certero el comentario de que la corrupción solo llegó ahora, y que me hubiese gustado conocer como creció o bajó la corrupción durante su mandato, haciéndose cargo del problema; me pareció sumamente atinado el comentario respecto a la facilidad con que luego de las denuncias se fabrican leyes para liberar de culpa a todos los que violaron la ley, y que normalmente son políticos. Los mejores ejemplos corresponden al uso de los recursos para educación, como por ejemplo la ley SEP, donde descubierta la falta, se iniciaron 43 juicios de cuenta y 34 causas penales, pero rápidamente se construyó una ley ad-hoc. Habló del Plan de Integración Escolar donde hay cientos de millones de pesos mal utilizados y sin respaldos, pero dice Mendoza en su discurso: "Seguramente ya hay la intención creativa de una nueva ley que sanee los hallazgos denunciados". De estos tirones de orejas, ningún comentario de la clase política.
La corrupción es un baile donde muchos participan, y lo que sabemos es que la clase política ha contribuido enormemente en esta fiesta, vía el perdonazo sistemático o con "acuerdos" y nuevas leyes. Para recuperar la confianza no hay que usar lo mismo, solo necesitamos justicia.

Jorge Condeza Neuber
Ingeniero Comercial
Concepción

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