Bendita lluvia
Señor Director:
Hemos sido bendecidos por una lluvia otoñal en tiempos de una sequía que se ha extendido por años. Extraordinariamente ha precipitado en la zona norte del país, donde el agua es tan escasa y necesaria. ¿Y cómo la recibimos?: con cortes de caminos, puentes a punto de colapsar, ciudades inundadas, aluviones de barro y basura acumulada por años, personas encaramadas en árboles esperando ser rescatadas, declaraciones de zonas de catástrofe por parte de Onemi y lamentos por doquier. Sólo en Chile, un país orgulloso de pertenecer a la OCDE.
Juan Luis Hernández Viera
Ingeniero Civil Hidráulico
Una solución "sencilla"
Señor Director:
Probablemente nadie ha estado ajeno a los escándalos recientes en nuestro país. Los casos Penta, Caval y Soquimich son los ejemplos más visibles. Con ellos, hemos pasado a una situación de sospecha generalizada respecto a la forma en que se ejercen las influencias desde el mundo privado hacia el mundo político, y de la forma en que este responde. Favores para ambos lados.
Lo anterior no debiese sorprender, por cuanto todos somos seres humanos que nos movemos en función de incentivos, ya sea para lograr un beneficio, para ser reelecto, para tener influencia, etc. La naturaleza humana responde a ellos, no se pueden extirpar. Incluyendo los políticos, por cierto, quienes en ningún caso se alejan de su naturaleza humana para transformarse en seres superiores dotados de valores celestiales cuando son elegidos para algún cargo público; esto nunca sucederá y es lo más normal que así sea. Pero sí se puede reducir el alcance de los efectos nocivos que generan algunas relaciones incómodas –por llamarlas sutilmente–, entre privados y el mundo político.
Una forma usual que tienen los políticos –estos seres humanos no celestiales–, es que la solución a la problemática señalada pasa por aumentar sus facultades, ya sea a través de nuevas normas, más regulaciones, leyes más draconianas, etc. Todas formas en que el poder del Estado se ejerce hacia los individuos.
Una alternativa superior – tanto porque no entrega más influencias al Estado, causa del problema, y porque entrega más libertad a las personas –, proviene de disminuir el incentivo a "ganarse" parte del poder estatal a través de reducir ese poder. En corto, disminuir el tamaño, la fuerza, y los alcances del Estado. Así, cada uno irá dependiendo más de su actuar en la sociedad y de cuanto beneficia a esta (aunque sea debido a motivos egoístas, da igual), y no de asociarse de alguna forma a quienes administran ese desproporcionado poder.
Félix Berríos Theoduloz
Magister Economía, PUC
Felicidad en tiempos de crisis
Señor Director:
Ante un escenario lleno situaciones vergonzosas a nivel nacional e internacional que involucran a grandes empresarios y políticos; se vuelve urgente hablar de la felicidad. El viernes 20 de marzo se celebró su día mundial y frente a lo que nos pasa, bien vale la pena tomarse unos minutos y reflexionar. Las prioridades que elegimos, hablan mucho de quienes somos y hoy el escenario no es muy auspicioso. Todavía me intriga que tengamos que celebrar el día mundial de la felicidad para acordarnos de su importancia; pero me impacta aún más que sigamos tan pendientes de todos los detalles del caso Penta y Caval en vez de poner nuestra energía en reconstruir una sociedad con los valores correctos para que esto no vuelva pasar.
Frente a la crisis, tenemos dos opciones: seguir revolcándonos en ella o hacernos cargo y darnos el tiempo para volver al origen. A sociedades donde hombre y mujer estaban en el centro, donde el sentido de pertenencia, trascendencia y compromiso creaba círculos virtuosos de personas trabajando en todos los ámbitos por un objetivo más grande que los egos propios. Trabajemos la felicidad como un camino y no como un ideal; porque la leche ya se derramó y ahora tenemos que limpiar y reconstruir personas, empresas, sociedades y un país con la claridad de valores suficiente, para que esto no vuelva ocurrir.
María de los Ángeles Undurraga
Directora Ejecutiva Mujeres del Pacífico