Señor Director:
Me parece positivo el consenso que hoy se aprecia en relación a garantizar el acceso a la educación universitaria para todos, con becas y créditos, según el quintil económico.
También resulta positivo el consenso respecto de fiscalizar el lucro, de manera que las carreras puedan tener aranceles que reflejen los costos reales de la educación de acuerdo con su calidad.
Sin embargo, hay un tema que es igualmente importante y no parece ser prioritario hoy, y esto es la duración de las carreras universitarias, que hoy se sitúa entre cinco y seis años. Creo que cualquiera que haya pasado por una universidad entenderá que esta duración de debiera exceder los cuatro años.
Las mallas curriculares de las carreras de pregrado debieran modificarse para tener duraciones de tres a cuatro años, adaptándose a estándares internacionales de países desarrollados, terminando por fin con el enorme malgasto de tiempo y dinero que implica la excesiva duración de hoy, que beneficia solamente a las universidades, y perjudica a la sociedad, los estudiantes y sus familias.
Creo que el Estado, a través del Ministerio de Educación y las universidades públicas debieran comenzar con esta reforma cuanto antes, y esta discusión debiera ser prioritaria y anterior a pensar en una nueva inyección de recursos fiscales a la educación superior.
Alvaro González Trenova
Señor Director:
En relación con la “depresión” que le produce al director de ProChile, Félix de Vicente, el paro de los portuarios, que merece la reprobación de todo Chile, me causa hilaridad cuando afirma “una vez que concluya Enexpro nos abocaremos a desarrollar un proyecto de apoyo a la imagen de nuestro país”. Pienso que se debería abocar a ver qué se puede hacer para crear una política de apoyo a las exportaciones, con personas expertas y conocedoras de los mercados principales para las empresas chilenas, el turismo y la atracción de inversiones. Las embajadas pueden dedicarse a restablecer la imagen-país en aquellos lugares que se haya visto más afectada.
El lunes de forma casual estuve con uno de los agregados que han hecho venir desde tierras lejanas, le hice algunas consultas sobre el país en el que estaba establecido y nos respondió que como llevaba poco tiempo aún no podía darnos respuestas concluyentes. ¿A qué traen a estas personas a un acto al que poco o nada tienen que aportar?
Alejandro Bahamondes A.
Señor Director:
Resulta curioso que la señora Bachelet hoy pontifique sobre la pertinencia de hacer una nueva reforma tributaria para financiar los gastos permanentes que generarían sus propuestas en educación.
En su anterior gobierno, la candidata socialista no sólo incrementó irresponsablemente el gasto público por encima del 10% (mientras crecíamos a un paupérrimo 3,2%, por debajo del promedio de Latinoamérica), sino que también hizo una reforma previsional que generó gastos permanentes al fisco sin siquiera esbozar la idea de hacer un ajuste tributario.
¿Por qué no lo hizo en ese momento, cuando era, tal vez, justificable? ¿Por qué plantearlo ahora, a meses de que el presidente Piñera realizara la única reforma tributaria significativa en 20 años? Si aspira a gobernar nuevamente Chile, Bachelet debe entender que los países serios no se la pasan modificando sus tasas impositivas año por medio.
Santiago Letelier
Señor Director:
Tras el bochornoso error descubierto en la acusación constitucional en contra del ministro Beyer, es esperable que, para hacer valer su condición de honorables, los senadores de la Concertación rechacen el libelo acusatorio y manifiesten ante la ciudadanía su reproche hacia los autores del texto.
No puede salir gratis que un grupo de diputados utilice las instituciones republicanas para denostar a un ministro imputándole haber infringido tres normas que no son de su competencia.
Cristóbal Castro F.