Delitos y desprolijidades
Señor Director:
Nuestra astuta clase dirigente, al parecer cree tenerlo todo controlado. Ratificaron al director del SII luego que declarara que el servicio no se ha querellado contra políticos, y se huele en el ambiente una sigilosa salida tributario-administrativa para ellos. La solución sería dejar de delincuentes a los empresarios y a los políticos de desprolijos, pero la verdad es que demuestran no entender cómo funcionan las cosas.
Al querellarse el SII contra los empresarios, el Ministerio Público igual debe investigar, y por tanto debe establecer el grado de participación de cada pieza en la trama. Exista imputación o no, debe determinar cada paso y movimiento que el supuesto político involucrado haya dado o realizado, por lo que igual cualquier participación suya se va a conocer.
Al no haber querella, los políticos -no imputados- no se van a poder esconder detrás del derecho a guardar silencio, lo cual implica que van a tener que cooperar como testigos sí o sí bajo riesgo de ser acusados por la fiscalía de obstruir la investigación. Sigue siendo hoy el Ministerio Público, al igual que ayer, quien tiene la última palabra en esta intriga. Si hay algo que nos dejó a considerar el caso Penta, es el daño que puede provocar alguien que tiene información si se siente traicionado. ¿Acaso los empresarios que sean implacablemente perseguidos como cabezas de turco públicas se van a quedar callados, y no van a exigir una salida alternativa también? Este es un problema político con aristas judiciales que no se va a resolver salvando de la cárcel a los involucrados. De hecho, lo único que van a lograr es empeorarlo, ya que finalmente la gente igual va a saber cuáles son las conductas impropias cometidas por quienes se salvaron de ser procesados, solamente, por el amparo del director del SII y del gobierno.
Cristián Gabler, Abogado
Un humilde llamado
Señor Director:
Presidenta, no voté por usted, y estoy convencido que estuve en lo correcto. Creo que sus reformas están mal diseñadas, han sido improvisaciones grotescas en algunos casos y se basan en un concepto de sociedad profundamente equivocado. Las personas queremos más libertad de acción y oportunidades, no que el Estado solucione (a su forma) nuestros problemas, de paso entrometiéndose en todo. Dicho lo anterior, entiendo que este gobierno hay que sacarlo adelante siempre de la mejor forma posible, tanto para las personas que votaron por usted –una minoría Presidenta–, como para las que no lo hicimos. Creo que la evidencia es contundente en mostrar que los países con Estados grandes –y mal llamados benefactores–, no se sostienen. Intentar llevar a nuestro país a eso es una irresponsabilidad. No es correcto hacer Reformas pensando en gratuidad, eso no existe. Tampoco es correcto publicitar una visión donde un Estado más grande y dotado de más poderes y posibilidad de intervención es mejor que uno pequeño. Los casos de corrupción han dejado en evidencia que un Estado poderoso promueve el intento de captura (y lo logra). Seguir por ese camino no va a conducir a nada bueno.
Presidenta, entiendo que en su posición de líder del país tenga que tomar decisiones difíciles. Pero hay que hacerlo. En gran parte pueden resultar impopulares tanto para sus asesores más cercanos –quienes según la evidencia, no me parece que han hecho un buen trabajo–, como para algunos sectores minoritarios que buscan vivir a costa de los demás. No obstante, creo que la gran mayoría de las personas queremos poder desempeñarnos utilizando nuestros propios talentos, sin ver que otros son tocados por la varita del Estado, y que para ello más encima se deban extraer recursos al resto no favorecido.
La historia juzgará que tan buen gobierno ha sido este. Yo humildemente deseo que no sea recordado como uno desastroso.
Félix Berríos Theoduloz, Magíster Economía, PUC
Aclaración: La carta publicada en esta sección en la edición del miércoles 15 de abril con el título Vidal erróneamente apareció firmada por José Luis Hernández Vidal, cuando lo correcto es Pedro Pablo Molina Wood.