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Cartas

Cartas al Director

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 2 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.

Lejos del estándar desarrollado
Señor Director:

Yo he sido de aquellos que siempre afirmó que en la sociedad chilena los abusos, imprudencias y excesos no estaban tan lejos del proceder de ciertos grupos y que las faltas y situaciones que se descubrieran en esas materias siempre, de una u otra manera, serían tapadas, cubiertas o con poco castigo. Esto ha quedado de manifiesto en innumerables ocasiones, al punto de que hace días el juicio sobre la colusión de las farmacias quedó en nada después de ocho años. No sé si un individuo común y silvestre tendría la misma suerte en una falta menor. En esta sociedad mientras los poderes eluden la justicia, muere en la cárcel un joven calcinado que cayó preso por vender CD piratas. ¡Parece que la balanza no está equilibrada!

Durante mucho tiempo se habló del sistema económico, de sus bondades y beneficios para cada uno de nosotros. Se nos dijo lo que vendría y haríamos, pero nadie nos planteó que esto era concentrado excluyente y que además tenía que ver con poderes soterrados, entre distintos grupos, donde costaría diferenciar a los distintos poderes del Estado de manera independiente frente al tema, dejando cautiva a la política y, por ende, a los ciudadanos de esta sociedad. En este país mientras más de un 50% de los chilenos tiene menos de $5.000 diarios para vivir y un 28,7% de la población debe endeudarse para poder comer, 1.700 personas que representan el 0,01 de la población tienen una renta de $456 millones mensuales. ¡Me da la impresión que está mal pelado el animal en este caso!

Es acá mismo donde cada vez que los poderosos deben enfrentar a la justicia y ante las evidencias, deben dar la cara por sus faltas. Aducen razones de salud u otra índole para evadir el sistema, recibiendo privilegios poco claros para su condición y, entre una cosa y otra, alargan los juicios, donde sus influencias logran dar vueltas las evidencias, cambiar los acontecimientos y, lo que es peor, salir libres de todo mal, para transitar y proceder como si nada hubiese pasado. Varios son los casos que podemos apreciar, Matías Larraín, Aarón Vásquez, La Polar, Soquimich, Mop Gate, y tantos más.

Cuento aparte merece el análisis de las pensiones o jubilaciones en este país, problema no dimensionado, la tercera edad y sus pesares, que más que júbilo parece castigo el llegar a cumplir ciertos años. La salud pública y privada, que no da el ancho, los abusos de las grandes tiendas con los usuarios, los estacionamientos y sus elusiones de responsabilidad. En fin, la lista es larga, el desánimo mayor, pero la evidencia, por añeja que pueda parecer, se da vuelta frente a lo mismo, nos ufanamos como sociedad de una serie de logros y bondades, que no tenemos como tal, de la cual parecemos ofendernos cuando las dicen o refriegan, pero que más allá de las circunstancias en nuestra sociedad, los privilegios de algunos, son el pesar de la mayoría, y si no estás dentro de los reducidos grupos de decisión y poder nada de esto cambiará. Dicho de manera coloquial, somos la peor copia de las apariencias y la representación de los abusos en todo orden de cosas, que tienen como expresión en la actualidad, a la rabia, la intolerancia, y la violencia, como la forma de dar a conocer nuestro desencanto como grupo humano.

Carlos Livacic
Doctor en Sociología de la Universidad San Sebastián

Grecia y Chile
Señor Director:

El Primer Ministro griego llama a referéndum recomendando a los votantes que no acepten las duras condiciones de los “prestamistas”. Su partido se opone a esas condiciones porque van en contra de su programa, el cual no ha hecho más que acelerar la crisis. Pero ante la presión incontenible de la economía real, cierra los bancos por 7 días. Es decir, sabe lo que hay que hacer pero pretende sacar las castañas del fuego con la mano del gato, es decir, del pueblo griego. Es como si la Presidenta Bachelet convocara a plebiscito pidiendo a la gente que la respalde en hacer rápido todas las reformas porque su programa es irrenunciable. La pregunta sería del tipo: Yo quiero seguir, pero Uds., ¿quieren que siga… o quieren que pare?

José Luis Hernández Vidal

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