Cartas al Director

Señor Director:


El Informe del CADE hizo su aporte y será la historia la encargada de ponerlo en valor en su justa medida. A un año de su publicación, lo indiscutible es que no obstante el diagnóstico, su contenido se mueve en el marco del modelo vigente, el cual no parece responder a la necesidad de los tiempos y es extremadamente dependiente de las esferas políticas y judiciales, amén de la cosmovisión ambientalista.

Falta mejorar la información de los proyectos, retribuir en mejor forma el sacrificio y participación de las comunidades que acunan las inversiones en los beneficios, perfeccionar la intervención del poder judicial en temas técnicos del sector eléctrico, capacitar a dirigentes políticos en materias de energía, abrir un debate serio y respetuoso para que emerjan las vocaciones de los estadistas, ya que el tono e intolerancia radical de las posiciones espantan la eficacia del intelecto de los hombres públicos virtuosos y quedamos simplemente a la deriva.

El modelo de desarrollo eléctrico forma parte y depende de una filosofía económica sostenida por un capitalismo neoclásico, que según cuenta la leyenda “se regula y ajusta con una mano invisible”. Resulta que hoy, a la luz de los hechos y la realidad, esa mano invisible no está o algunos decepcionados se aburrieron de esperarla y piden al gobierno y los políticos una intervención. La energía es un bien transversal a todo el quehacer económico y compete primordialmente al Estado resolver la crisis que los actores privados no pueden sacar adelante. En mi opinión, las raíces de la confrontación ambiental y legal que adormecen al sector son históricas y profundas y hasta ahora el mundo político no las ha querido ni sabido resolver y menos corregir en sus aspectos más sensibles.

Con un Estado débil, ausente de la primera línea en el sector, sin doctrina ni herramientas acorde con los tiempos, y tibia política de Estado en energía es más difícil aún.

Más que una intervención del mundo político en la crisis, se requiere una intervención más robusta y oportuna del sentido común de todos los llamados a aportar constructivamente, lo que no debiera descartar un rediseño de la forma en que el Estado participa y se involucra en el sector energía, para así ejercer un liderazgo visible y eficaz mitigando adecuadamente los impactos en las minorías que se sienten directamente afectadas por los proyectos. Esto porque la mano invisible en estas materias es un mito inventado que no se compadece de un Estado sin los medios adecuados, el cual además, cada día requiere más defensores leales y competentes a tiempo completo, que es la alquimia elemental para el buen gobierno de su estructura orgánica y al servicio de todos los chilenos.

La intervención del mundo político tiene sentido si todos están dispuestos a ir más allá del dogma que sostiene el actual modelo y se dota al Estado de los medios necesarios.



Hernán Salazar Z.





Señor Director:


A propósito de las últimas elecciones, en especial énfasis en la inscripción automática y voto voluntario. Al indagar por un buscador del Internet me encontré con la sorpresa de que la dirección de mi domicilio estaba publicado en Internet, en una página del Servel se encuentra el Padrón Electoral junto a la información del resto de los ciudadanos inscritos. ¿Ahora, me pregunto si no habrá faltado publicar también el nombre del candidato por quién uno vota?


Francisco Abarca Tuzzini




Señor Director:


Alguien me puede explicar ¿por qué si yo le digo imbécil a alguien soy intolerante y cuando alguien me dice imbécil a mí es libertad de expresión?


Jorge Nazal Musa




Señor Director:


Regla número uno de la política chilena: nunca nombres a Bachelet si no es para adularla…


Gabriel Guiloff