Señor Director:
Un veredicto tipo el de La Haya en el diferendo con Perú, salomónico para dejar conforme a moros y cristianos, pero ¿se aplicó la ley como correspondía? Las dudas abundan. Todo indica que hay redes de influencia y que hay muchos actores en este tema.
A través de la prensa hemos podido conocer la abundante y reiterada casuística de violencia y atentados de tipo terrorista que ocurren en la Araucanía, con gran impunidad a la vista de parte de nuestro sistema judicial. Es meridianamente claro que hoy en nuestro país por haber un sistema judicial muy garantista con quien delinque se están pasando a llevar no solamente los derechos de las víctimas sino que especialmente su libertad.
Además del alevoso asesinato del matrimonio Luchsinger-Mackay en que se ha reconocido a medias la condición terrorista del caso o los atentados sufridos por las familias Seco Fourcade, o Urban a modo de ejemplo, en que estos últimos han llegado a contabilizar 200 delitos de diferente gravedad cometidos en su contra y, por tanto, toman la decisión de abandonar la zona por seguridad, pues ni el Estado ni el sistema judicial fueron capaces de garantizar su seguridad y sus derechos más fundamentales. Ello trae al tapete preguntas lícitas que explicarían la influencia en el cómo se aplica la ley y los veredictos por parte de los magistrados, por ejemplo, las corrientes de opinión o como alguien ha dicho, la influencia de las mareas intelectuales y por supuesto las propias ideas políticas más allá de las normas jurídicas, temor a sancionar como es debido, temor a represalias, temor a que se afecte su carrera funcionaria, temor al lobby nacional y extranjero, etc.
Los resultados están a la vista: gran cantidad de inculpados absueltos a pesar de la abundancia de pruebas desestimadas por los tribunales de la zona desmienten las explicaciones que buscan excusar la forma débil de sancionar los delitos por parte de la judicatura, lo que es gravísimo pues hoy el delincuente o terrorista actúa con absoluta desfachatez y tranquilidad, seguro de su accionar sin consecuencias. Todo ello valida una vez más la necesidad que se establezcan más observatorios judiciales que puedan contribuir al restablecimiento del imperio de la ley.
José Manuel Caerols Silva
Señor Director:
Más que una prioridad, los post grados se han transformado en un “desde” para los profesionales de hoy, sobre todo para los más jóvenes que, en la mayoría de los casos, salen de las mismas universidades con algún post grado. Esto, porque las especializaciones son una condicionante para ciertos cargos en algunas industrias, principalmente, las más maduras, como las altas gerencias del retail, las de tecnología de la información (TI) y minería, así como en la industria financiera, mesas de dinero o corredores de bolsa, además de ciertos sectores gubernamentales, más técnicos.
Para estar en primer nivel, es un requisito, donde la diferencia la dará la calidad de la escuela formativa. Ahí, la diferencia se da si el post grado es nacional o internacional y la escuela de formación. De ello dependerá la valoración extra que se le pueda dar al profesional. No obstante, más que beneficios, la empresa u organización es la que debe aprovechar esos conocimientos para su mejor desempeño.
Una empresa puede marcar la diferencia con su competencia si sabe aprovechar esos conocimientos a su favor; optimizar sus recursos y agregar valor a sus procesos y a su desarrollo; generar ventajas competitivas e incrementar su participación de mercado; aumentar la preferencia de compra de sus usuarios o clientes; se puede volver más eficiente, reducir sus costos y generar valor, acrecentar su rentabilidad. El mercado la recibirá de otra manera.
Marcelo Henríquez , Socio de Workshops Consultores.