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Alto contraste
Recursos para Codelco
Señor Director:
Cuando leo que México se encamina a discutir una reforma constitucional en el congreso para eliminar el monopolio estatal petrolero, con apoyo de los dos grandes partidos, lo primero que se me viene a la cabeza es la situación de nuestro Codelco.
La situación es bastante similar. Mientras en México fue Lázaro Cárdenas quien nacionalizó el petróleo en los años 30. En Chile, fueron Eduardo Frei y Salvador Allende, en los años 60 y 70, quienes “chilenizaron’ y nacionalizaron la gran minería del cobre, respectivamente.
México fue perdiendo liderazgo en la producción y exportación de petróleo, hasta que la situación se hizo insostenible y la ideología histórica esta cediendo paso al pragmatismo. Codelco, que por mucho tiempo ha sido la empresa líder mundial en la producción de cobre, en los últimos años ha visto amagado este liderazgo por aquellas empresas que no tienen amarras para acudir a los mercados de capitales para financiarse.
Creo que todos los chilenos queremos que Codelco sea una empresa de clase mundial y para eso lo mínimo que uno espera es que tenga una planificación estratégica a cinco años. Las necesidades de inversión para ese periodo son del orden de los US$ 20.000 millones. Y para financiar esa inversión, uno ve que lo que se esta haciendo es emitir bonos al ritmo de unos US$ 1.000 millones anuales o capitalizar utilidades por otros US$ 1.000 millones anuales. Están faltando al menos US$ 10.000 millones de aporte de capital fresco. Ese es el gran dilema del cual tiene que hacerse cargo su dueño, el Estado chileno. Y es ahí donde saltamos del plano técnico al político: el dueño no tiene la plata, entonces hay que invitar a otros.
Teniendo US$ 150.000 millones en cuentas de ahorro previsional de los trabajadores chilenos que creo estarían felices de saber que parte de sus ahorros se usan para financiar la expansión de Codelco así como se han usado para la construcción de carreteras en el país. Ahí es donde debe darse una gran convergencia política.
Gonzalo Castro Del Río
Debate fiscal
Señor Director:
Respecto de la discusión del déficit fiscal de los últimos días creo que hace falta emitir juicios basados en el contexto en que ocurren los acontecimientos.
Por una parte, el gasto fiscal en el gobierno de la ex presidenta Bachelet tuvo un alza significativa, llegando a aumentar 49% en términos reales. Sin embargo, este dato está muy influenciado por la política contracíclica realizada por dicho gobierno el año 2009 para poder afrontar una de las peores crisis financieras en la historia reciente. Sólo ese año el gasto fiscal aumentó un 16,5% en términos reales. Por lo tanto, el déficit fiscal del 3,1% que heredó la actual administración hay que situarlo en el contexto del aumento en el gasto público por esas razones.
Por otra parte, si uno ve el mero dato económico, es efectivo que este gobierno prácticamente no generará ahorro fiscal. Sin embargo, nuevamente lo correcto es situar estos antecedentes dentro del contexto en que se producen. El año 2006, el 34% de los ingresos fiscales provenía del cobre mientras que en el 2012 fue 14%. El año 2006 el costo de producción estaba en 100,4 US$ ¢/lb. y en 2012 llegó a cerca de 222,9 US$ ¢/lb. (medido en dólares de cada año).
Del lado del gasto fiscal, la misma regla de superávit estructural establecida en el año 2001 lo hace por definición anti cíclico y a su vez poco flexible. Más aún, dado el aumento persistente en la estimación de precio de cobre de largo plazo, el sesgo de este gasto ha sido inevitablemente al alza. En este contexto, mientras los ingresos provenientes de la minería caen persistentemente debido al aumento de los costos del sector, el gasto fiscal estaría inevitablemente destinado a subir. Aún así, entre el 2010 y 2013 el crecimiento promedio de este gasto ha sido menor al del PIB. Por lo tanto, es muy difícil pensar en la factibilidad de “ahorro” en el escenario actual.
Respecto de las cuentas fiscales Chile no tiene problemas. La deuda bruta como porcentaje del PIB es de 10,8% y la deuda neta es muy cercana a cero, ratios que evidentemente ansiarían la mayor parte de los países del mundo.
Jorge Opaso W.
