Señor Director:
Un administrador de fondos de pensiones, tiene a mi entender tres objetivos centrales: administrar eficientemente los fondos de sus afiliados, administrar y pagar las pensiones de sus afiliados y retornos sustentables para sus accionistas.
¿Será posible que un administrador de fondos obtenga para sus accionistas una rentabilidad superior a la rentabilidad del patrimonio administrado? ¿Qué le parecería a Ud. que cuando se trate de pérdidas patrimoniales las atribuyamos al mercado y yo le siga cobrando comisiones por administrar dicha rentabilidad negativa y un menor patrimonio? ¿Será posible el no cobro de comisiones cuando la rentabilidad es negativa? Una AFP estatal no es la solución. Tampoco lo es el aumentar la edad de jubilación. El foco debiera ir por cómo podemos aumentar las pensiones a un precio justo y con un servicio de excelencia.
La administración de los fondos debe abrirse a otras opciones, buscando más eficiencia, más competencia, menores costos, mejores pensiones. Existen otros actores e instrumentos en el mercado de capitales en el país, que pueden encargarse de aquello con las regulaciones, que se requieran: bancos de inversión, corredoras de bolsa, fondos de inversión y otras instituciones financieras que desarrollan una eficiente gestión en la administración de portafolios. ¿Por qué no permitimos también que instituciones financieras internacionales puedan administrar mis fondos en los distintos mercados? En el pago de las pensiones puede hacerse competir y gestionar eficientemente con cualquier prestador de servicio equivalente: banca, caja compensación, cía. de seguros y las AFP. Teniendo en cuenta la tecnología actual, no resulta difícil imaginar la adecuada coordinación entre administradores de fondos y pagadores de pensiones.
Gonzalo Pincheira Albrecht
Señor Director:
Es terrible que un padre biológico se aleje de su hijo. Pero peor aún es que un padre adoptivo, que tomó la decisión de hacerse cargo de un niño, luego lo desconozca y reniegue de haberlo criado.
Esto es lo que ocurre con las últimas cenizas que quedan de la Concertación. Durante 20 años hicieron suyo un modelo de desarrollo, lo cuidaron y alimentaron, se llenaron de orgullo cuando se sacó las mejores notas del curso y salieron a recorrer el mundo a mostrar sus logros. En cuatro gobiernos privatizaron empresas, concesionaron carreteras, vendieron el agua, la luz y la telefonía, se desprendieron de las cárceles y, para evitar que el hijo fuera discriminado por su origen, firmaron una nueva Constitución en democracia para legitimarlo ante la ciudadanía y el mundo. Hoy, tras los reclamos de una minoría que grita más fuerte que la mayoría, la Concertación reniega ser el padre adoptivo del modelo. Lo peor es que todo indica que la madre adoptiva, que en el pasado se enorgulleció tanto del niño, hoy quiere echarlo a la calle.
Cristóbal Castro F.
Educación y empresas
Señor Director:
En Chile hay un fuerte debate acerca de cómo mejorar la educación. Sin embargo, gran parte del discurso está enfocado a los cambios que debe impulsar el gobierno para mejorar la calidad de la enseñanza. Una de las aristas de esta discusión está en la educación técnico profesional, donde el debate se centra en el grado de preparación de los alumnos que egresan de estas carreras. Por una parte, las empresas se encuentran con técnicos que muchas veces no cuentan con las competencias necesarias. En el lado de los egresados se percibe una suerte de “desazón”, provocado principalmente por la escasez de oportunidades atractivas de desarrollo.
¿Qué pueden hacer las empresas frente a este escenario? Veo dos formas a para mejorarlo. En primera instancia, creando vías de comunicación permanente entre empresa y colegios. En general los directivos y profesores de establecimientos técnicos se ven muy abiertos a recibir apoyo de la empresa privada, pero el esfuerzo debe ser permanente y no aislado. Lo segundo tiene que ver con dar sentido a la educación. Para recibir una buena educación no sólo debemos preocuparnos de enseñar lo correcto, sino de hacerlo con la actitud correcta.
Beatriz Astorga
Jefa de marketing y RSE Kibernum