Señor Director:
Nos preocupa la óptica con que las nuevas autoridades están planteando algunas propuestas de reformas, tanto en el ámbito de la educación, como en el tributario, laboral, entre otros. Si bien es cierto hoy existe una enorme presión de diversos grupos sociales que empujan al resultado inmediato, es necesario mantener una cierta altura de miras. Esto permitirá que, junto con recoger las demandas, éstas puedan ser sopesadas con una mirada de largo plazo y de bien común.
El Papa Francisco, en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (publicada en noviembre del año pasado), señala su preocupación por la ausencia que existe en el mundo político de una mirada de largo plazo. Esta realidad dificulta trabajar constructivamente, superando las diferencias ideológicas o intereses de grupos o de partidos, en la edificación de un proyecto país, más pleno y duradero. Pensar a largo plazo brinda la posibilidad de evaluar rescatando lo bueno, mejorando lo deficiente, dialogando y tomando en cuenta todas las miradas.
Este llamado también invita a las empresas a dejar un espacio para reflexionar sobre su quehacer, decisiones y cómo éstas afectan al sistema global, a la empresa y a la comunidad. Permite premiar a sus líderes por una gestión sostenible y no quedarse sólo con incentivos a fin de año. Y para el mundo político y sus dirigentes, implica que comprendan que deben gobernar o ser oposición, con el foco puesto no en la próxima elección, sino en la próxima generación.
José Antonio Garcés S., Presidente de USEC
Señor Director:
Nuevamente el éxito económico de Chile es reconocido en las esferas internacionales. En esta ocasión, las felicitaciones provinieron de parte del destacado académico estadounidense Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008. Considerando lo anterior, cabe preguntarse ¿cuáles son las razones ocultas para realizar las reformas estructurales? ¿Por qué no se fomentan reformas que consoliden y aumenten el éxito económico de nuestro país?
Juan Eduardo Morales Veas
Señor Director:
Cuando un senador de la República declara que el propósito de su coalición es destruir el modelo que le ha permitido a Chile tener los niveles de desarrollo actual y que, por lo demás, la Concertación en sus anteriores 20 años en el poder utilizó con mucho éxito, me hace pensar que el futuro del país está en manos irresponsables.
¿No existe acaso un mínimo de entendimiento acerca de lo que significan las expectativas? ¿Cómo pretende el senador Quintana que se desarrollen nuevos proyectos que necesitan de reglas de juego estables y conocidas ante tal declaración? ¿Cómo generar confianzas en que habrá moderación en las reformas, cuándo se espeta que con la centro derecha hay diferencias irreconciliables y que hay que socavar las bases de un modelo exitoso? Se han intentado poner paños fríos a estas ideas, diciendo que eso no está en el programa, pero viniendo del presidente del PPD, creo que lo que esta intención revela es lo que está en el ethos de la Nueva Mayoría. Veremos con los hechos si la retroexcavadora la aplican o no. Mientras tanto, viva la incertidumbre.
Jaime Jankelevich W.
Señor Director:
Más allá de debatir la validez del prefijo “neo” en lo que implica el liberalismo económico, mismo que ha generado a nuestro país un nivel de progreso y desarrollo jamás visto en su historia, las palabras de un senador oficialista anunciando la intención del gobierno de remover dicho sistema refleja aquello que siempre ha deseado la izquierda chilena: la destrucción de nuestras actuales bases económicas e institucionales para construir sobre sus escombros un modelo de Estado socialista. Curiosamente algo muy similar ocurrió entre 1970 y 1973. La diferencia es que la izquierda aprendió la lección: evitar otro Pinochet.
Rodrigo García Pinochet