Señor Director:
En momentos en que gran parte del país aún no supera el impacto de la tragedia aérea ocurrida en el archipiélago Juan Fernández, pareciera conveniente guardar prudencia, hasta que las distintas vertientes de la investigación en curso, y sobre todo las tareas de recuperación, no estén agotadas. Ningún accidente aéreo es causado por un solo factor, sino por la concurrencia de muchos que sólo una acabada investigación puede dilucidar.
En estas circunstancias, sorprenden las opiniones vertidas por el empresario Jaime Said en su columna aparecida el martes. Aparte de las imprecisiones contenidas, comenzando por el hecho que los aviones no “zarpan” sino que “despegan”, o la autonomía de vuelo que le atribuye a la aeronave siniestrada, que no sólo resulta ser exagerada, en el mejor de los casos, sino que además olvida que aquella disminuye en función inversamente proporcional a la carga útil transportada, la columna abunda en opiniones destempladas y afirmaciones carentes de fundamento.
En efecto, afirma que la piloto tenía poca experiencia, en circunstancias que 800 horas de vuelo, como se ha informado, es objetivamente muy alto, considerando que un piloto civil en Chile vuela en promedio cerca de 50 horas al año; se atreve a afirmar que la nave no transportaba chalecos y balsas salvavidas; o que “no se debieron autorizar maniobras forzadas” bajo las condiciones del tiempo imperantes, entre varias otras que no viene al caso repetir.
Si el columnista está en posesión de información altamente técnica relativa al siniestro -como de la simple lectura pareciera desprenderse- corresponde que la ponga en conocimiento del fiscal de Aviación que tomó la investigación a su cargo antes de hacerlas públicas en una columna de opinión. Ahora, si sólo se trata de ventilar libremente opiniones por alguien que jamás se ha sentado tras los comandos de una aeronave, cabe preguntarse, ¿cómo es posible que un medio del prestigio del Diario Financiero otorgue tan destacado espacio a cualquier persona para lanzar al aire acusaciones y afirmaciones de este calibre sin fundamento alguno?
José Francisco Silva Barroilhet
Señor Director:
Mi llamado es hacia el gobierno para que de una vez por todas resuelva el tema del financiamiento de la educación superior en Chile y nuestros hijos puedan retornar a clases.
Yo le pido al gobierno que se preocupe por el alto costo que significa a todas las familias chilenas el enviar un hijo a la universidad. Creo que el financiamiento debe ser compartido entre el gobierno y la familia, un 80% de parte del gobierno y un 20% de parte de la familia.
Pero ¿de dónde obtendría el gobierno los recursos para este financiamiento? Muy simple, Chile posee la mayor riqueza y producción de cobre del mundo, las mineras extraen y exportan este cobre sin dar nada a cambio. Propongo que se instaure un royalty minero de 50 centavos de dólar por libra de cobre, monto que deberán cancelar todas las mineras incluyendo Codelco para crear un fondo de financiamiento de la educación superior, el cual puede ser manejado por el Ministerio de Educación que será el responsable de cancelar el porcentaje del arancel que financiara el Estado a cada estudiante haciendo una transferencia de fondos a cada casa de estudios superiores para cancelar el 80% del costo de matrícula y mensualidad de todos los alumnos. Creo que es lo más justo y una alternativa real al financiamiento de la educación superior.
Manuel Díaz Bahamondes
Señor Director:
A la luz de las opiniones enviadas a su prestigioso diario, ahora se ha cambiado al (o la) culpable de todos los males de la política y sociedad chilena. De la vapuleada Concertación y sus 20 años se culpa ahora a una joven de 23 años, Camila Vallejos, que lo único que ha hecho hasta ahora es luchar por una mejor educación. Es preocupante que una persona joven y sin experiencia política de por medio tenga a un gobierno de derecha casi por las cuerdas. Eso demuestra que las autoridades no han tenido la voluntad de solucionar este paro estudiantil que ya se empina por los cuatro meses.
Roberto Pèrez Carranza