Señor Director:
Una muy positiva noticia se entregó hace unos días. El consumo de tabaco cayó de 58% a un 49% en jóvenes entre 15 a 29 años según la Encuesta Nacional de la Juventud, lo cual abre una esperanza y entrega la confianza de que las futuras generaciones pueden convertirse en una ciudadanía más sana y respetuosa de la salud ajena.
Cuando se generó la primera campaña publicitaria en aparecía la imagen de Don Miguel, chileno que fumó por 20 años y perdió su laringe a causa del cáncer, muchos detractores señalaron que tal estrategia no servía de nada por que los fumadores simplemente la ignorarían y seguirían con su hábito y efectivamente así fue por que el consumo entre los adultos sigue alto.
No obstante el objetivo de prevención ha resultado muy bien, los adolescentes lo piensan dos veces antes de comprar una cajetilla con este tipo de imágenes y mensajes con las consecuencias de fumar. Además hay que darle crédito a las nuevas restricciones en los espacios permitidos para fumadores, aunque a muchos les moleste estar limitados en su “libertad”.
A pesar de las buenas noticias la tarea todavía es larga, falta que los mayores comprendan el daño que produce su adicción al tabaco, cómo perjudican a los fumadores pasivos y cuánto es el dinero que queman. Cuando ellos comiencen a cambiar las generaciones más jóvenes seguirán su ejemplo y las cifras de no fumadores aumentarán.
Julia Ortiz , Subdirectora de la Escuela de Salud de AIEP .
Señor Director:
En nuestro país, las medidas en implementación para mejorar el sistema educacional, equivalen a parches, sin corresponder a un plan integral. La deficiencia del sistema actual es tan profunda, que requiere cambios sustanciales, lo cual conlleva aspectos políticos. Esta es la piedra de tope en la materia.
Hay abundancia de experiencia referencial -obtenida por otros países- pero aquí se soslaya. Es ilusorio suponer que en nuestro país los máximos poderes -actuales o próximos- llevarán a efecto lo necesario. Lamentablemente, en tanto persista este género de situaciones, continuaremos hablando de progreso, a la vez que nos alejamos de este.
Patricio Farren Cornejo
Señor Director:
Se nos vienen lluvias de encuestas con predicciones para la elección presidencial, de los orígenes más diversos. Todas creen tener la verdad. No olvidemos que sus resultados para las últimas elecciones no fueron muy precisos, dejaron a varios con el terno comprado y otras se tomaron un receso.
Cuando sorpresivamente aparece una encuesta mostrando tendencias, a ganadores y de los otros, es correcto pensar que estos guarismos le marcan a este elector una pre selección de su voto y no debemos olvidar que nadie en una elección se quiere quedar “con cola”, por lo que muchos votan a ganador. Solo como ejercicio haga memoria y enumere cuantas veces ha contestado una encuesta electoral. ¿Se entiende ahora por qué a una encuesta se le debe dar la justa importancia?
Luis Enrique Soler Milla